De Benedicto XVI a Francisco: Ahora, un año después, todo se entiende mejor

De Benedicto XVI a Francisco: Ahora, un año después, todo se entiende mejor

Jesús de las Heras

Publicado el - Actualizado

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Ahora, un año después, todo se entiende mejor

Por Jesús de las Heras Muela

El 11 de febrero de 2014 fue un día sereno, luminoso y agradecido. Un día para la memoria, para el presente y para el futuro. Un día, como estos días de febrero y los que vendrán de marzo y los que vinieron desde el lluvioso y venturoso miércoles 13 de marzo de 2013, para entenderlo todo mejor.

El 11 de febrero de 2014 hablaron todos (mejor dicho, casi todos?) los protagonistas de aquel vertiginoso 11 de febrero de 2013. Casi todos, sí, porque quien no habló fue su principal protagonista: Benedicto XVI. Ya sabemos que desde las ocho de la tarde del jueves 28 de febrero de 2013 fue palabra es el silencio, la oración y la ofrenda.

11 de febrero

El 11 de febrero de 2014 habló su secretario personal, monseñor George Gänsweim, para decirnos que Benedicto XVI estaba en paz consigo mismo y seguro que también en paz con Dios. Que está bien, que reza, lee, despacha correspondencia, escribe, pasea y hasta toca el piano? Que sostener con su plegaria el ministerio y persona de su sucesor es ahora su principal misión. Que el 11 de febrero de 2013 sintió él, Gänsweim, como una "cuchillada, un intenso dolor". Que intentó disuadir a Benedicto XVI, pero que pronto entendió que era afán en vano?

El 11 de febrero de 2014 habló el cardenal Tarcisio Bertone, el secretario de Estado del Papa Ratzinger. Contó que este le comunicó a mediados de 2012 su decisión de renunciar. Y que él, Bertone, intentó también disuadirle, a lo que, Benedicto XVI, entre otros argumentos, le dijo: "Pero, ¿cómo haré para hablar a más de un millón de jóvenes en Rio de Janeiro con la edad que tengo?". Bertone, que, al menos, logró que Benedicto XVI retrasase el anunció de su renuncia y completase en la Navidad de 2012 su Jesús de Nazaret, confesó que conversa con frecuencia con el ahora papa emérito, a quien incluso "sacó" de su clausura el 26 de diciembre para invitarle a comer. Bertone reflexionó asimismo sobre IOR, Vatileaks y problemas varios. Negó que la renuncia de Benedicto XVI se debiera a ellos, y apostilló que buena parte de la fuerza y de la necesidad de las reformas del actual Pontífice viene precisamente de aquellos lodos?

El 11 de febrero de 2014, ya sin nervios y sin emociones, habló igualmente Federico Lombardi, el jefe de prensa de Benedicto XVI y ahora de su sucesor. Subrayó que aquella renuncia fue un extraordinario ejercicio de gobierno, "hecho con profundidad espiritual", con discernimiento, con oración, con generosidad, con grandeza y altura de miras, con coraje y con profecía? Y que ya nada será igual en la vida de la Iglesia y en la historia del pontificado romano desde el 11 de febrero de 2013.

El 11 de febrero de 2014 habló también Pietro Parolin, el nuevo cardenal y nuevo secretario de Estado. Habló más de futuro inmediato que de pasado cercano. Aunque reconoció que ambos ?futuro y pasado- se engarzan en el 11 de febrero de 2013 y en el 13 de marzo de 2013. Monseñor Parolin habló de reformas y de proyectos, cuya premisa fundamental e imprescindible no es tanto la reforma de las estructuras cuanto la "conversión personal y la conversión pastoral". A partir de esta doble conversión y desde la profesionalidad, la disponibilidad para servir y la búsqueda de la santidad, ni la Secretaría de Estado ni la Curia Romana serán organismos de poder omnímodo y de control, sino de servicio, de comunión y de misión. Y que el quehacer de la diplomacia vaticana , tendiendo puentes y sumando fuerzas, es "difundir la fraternidad, luchar contra la pobreza y edificar la paz".

Y el 11 de febrero de 2014, por Twitter, en un mensaje muy tempranero, habló también el Papa Francisco. En menos de 140 caracteres, dejó escrita su letra y acuñada la definición: "Recemos hoy juntos por Su Santidad Benedicto XVI, un hombre valiente y humilde". ¡Y es que, sí, sobran tantas veces las palabras…! ¡Benedicto XVI, sí, hombre y pastor valiente y humilde!

Ahora se entiende todo más y mejor. Aquel día, aquel 11 de febrero de 2013, aprendimos, con la fuerza de los hechos, que solo Jesucristo es el Señor de la Iglesia y que Él siempre la guía con amor y suscita pastores según su corazón. ! Demos gracias a Dios.

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