Todos los discursos JMJ 2011 Madrid, un año después (34): Nota del Comité Ejecutivo de la CEE (29-9-2011)

Todos los discursos JMJ 2011 Madrid, un año después (34): Nota del Comité Ejecutivo de la CEE (29-9-2011)

Jesús de las Heras

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En su primera reunión tras la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid el pasado mes de agosto, el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española ha tenido conocimiento de la carta autógrafa que, con fecha de 22 de agosto de 2011, Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha remitido al Arzobispo de Madrid y Presidente de la CEE, Cardenal Antonio María Rouco Varela. Publicamos el texto íntegro de la carta al final de esta Nota.

Los miembros del Comité Ejecutivo se unen al agradecimiento que el Cardenal Rouco le expresó al Santo Padre, en carta también fechada el mismo 22 de agosto. La Jornada Mundial de la Juventud ha supuesto un acontecimiento de Gracia para la Iglesia y ha dado al mundo entero un testimonio público de fe, contribuyendo de esta manera a que el camino de la Historia se haga bajo el signo de la esperanza.

Además, el Comité Ejecutivo desea hacer público su agradecimiento al Cardenal Rouco y a todos sus colaboradores en la Archidiócesis de Madrid, así como a los obispos y colaboradores de las diócesis sufragáneas de Alcalá y Getafe, por el gran trabajo, desarrollado durante años, para que la JMJ se haya llevado a cabo con éxito. Del mismo modo, los obispos agradecen a todos los hermanos en el episcopado y a sus colaboradores la diligencia en el trabajo y la acogida que han prestado a las decenas de miles de peregrinos que llegaron en los días previos a las diócesis españolas, camino de Madrid.

Los miembros del Comité Ejecutivo piden al Señor que los frutos espirituales y apostólicos de la Jornada Mundial de la Juventud sean abundantes para la Iglesia.

Al Venerado Hermano Antonio María Cardenal Rouco Varela, Arzobispo metropolitano de Madrid, Presidente de la Conferencia Episcopal Española

Al regresar a Roma después de los inolvidables días de mi Visita Pastoral a Madrid para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud, quisiera manifestar a Vuestra Eminencia mi más cordial reconocimiento por las innumerables muestras de hospitalidad y las continuas atenciones que me ha dispensado durante mi reciente permanencia en España.

Ruego también que Vuestra Eminencia transmita mi viva gratitud a los Obispos sufragáneos, a los Obispos auxiliares, al clero, a las comunidades religiosas y demás colaboradores en esa querida Iglesia particular de Madrid, así como a las Autoridades Nacionales, Autonómicas y Municipales, a las Fuerzas de Seguridad, al personal sanitario y a los incontables voluntarios que se han empeñado en tan magno evento juvenil.

Del mismo modo, tenga la bondad de hacerse intérprete de mi afecto ante los miembros de la Conferencia Episcopal Española por su decidido apoyo a este importante acontecimiento eclesial, y manifieste asimismo mi cercanía a los presbíteros y representantes de la Vida Consagrada por su generosa implicación en este significativo encuentro. Que todos y cada uno de los que han hecho posible esta fiesta de la fe que hemos vivido juntos, cooperando en ella de diferentes formas y entregando lo mejor de sí mismos en su preparación, desarrollo y feliz culminación, sepan que los llevo gozosamente en mi corazón.

Correspondo complacido a tanta deferencia como he experimentado a lo largo de mi Viaje Apostólico, suplicando a Dios que enriquezca a todos los hijos de esas nobles tierras con la abundancia de dones de su amor y misericordia, que sirvan particularmente a las nuevas generaciones para mantenerse arraigadas y edificadas en Cristo, firmes en la fe y dispuestas a anunciar a todos la alegría que supone vivir en plenitud el Evangelio, dándolo a conocer con valentía a cuantos nos rodean.

Con estos sentimientos, y a la vez que confío a la intercesión de Nuestra Señora de la Almudena a Vuestra Eminencia, a los Obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosos y fieles de Madrid y de España entera, les imparto de corazón una especial Bendición apostólica, prenda de abundantes dones divinos.

Vaticano, 22 de agosto de 2011

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