80 años de CSIC en Cataluña

La Delegación Catalana del CSIC no recoge en su página web sus orígenes, como tampoco se hace referencia a los mismos en un vídeo institucional en el que se pone por las nubes la excelencia de dicha institución. Escasa ha sido la celebración de dicha efeméride . Tal vez todo tenga que ver con las personas que la echaron a andar. ¿Quiénes la fundaron? Mucho tuvieron que ver los hermanos Carreras Artau.

Tomás Carreras Artau (1879-1954) recibió religión en la escuela y llegó a ser catedrático de ética en la Universidad de Barcelona desde 1912 hasta 1949. Creó el Archivo de Etnografía y Folklore de Cataluña. Además, fue miembro de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona. Junto con Jaume Serra i Húnter y Ramon Turró i Darder, fundó en el año 1923 la Sociedad Catalana de Filosofía, filial del Instituto de Estudios Catalanes. Junto con su hermano Joaquín Carreras Artau, obtuvo el premio de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, por la publicación entre 1939 y 1943 de la ‘Historia de la filosofía española. Filosofía cristiana de los siglos XIII al XV’. En 1946 se convirtió en el primer presidente del Instituto de Estudios Gerundenses y redactor de los Anales del Instituto de Estudios Gerundenses. Como dijo de él Joaquín Plá, «…fue hombre de profundas convicciones religiosas, con un espíritu cristiano claro y optimista…una sana alegría franciscana vivificaba toda su persona, alma y semblante».

Joaquin Carreras Artau ( 1894-1968) fue profesor de filosofía. Inició su formación en el Seminario de Gerona, en el que permaneció diez años, iniciándose en el estudio de la filosofía escolástica y después, en la Universidad de Barcelona, estudió las licenciaturas de Derecho y Filosofía y Letras. Doctor en Filosofía por la Universidad de Madrid, en 1920 se sacó la plaza de Catedrático de Filosofía, hasta 1939, cuando inició su docencia en la Universidad de Barcelona siendo nombrado en 1947 profesor adjunto de la cátedra de Historia de la Filosofía, y ganando la cátedra en 1951. Dejó escrito de él Tomás Noguer Musqueras que «…fue siempre católico modélico que sentía hondamente y practicaba la fe y la caridad como cuando era seminarista». Otro ilustre sobre el tema que nos ocupa fue Mariano Bassols Climent ( 1903 - 1973) latinista catalán discípulo de Joaquín Balcells Pinto, catedrático de Filología Clásica en la Universidad de Barcelona desde 1932, que se dedicó al estudio de la gramática y la fonética del latín, y Perteneció a la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, dirigiendo el Glossarium Mediae Latinitatis Cataloniae para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), así como otras obras.

Luego irían llegando otros como Luis Solé Sabarís (1908-1985) , autoridad en investigación geográfica, que se licenció en geografía y en ciencias naturales, y leyó su tesis en plena Guerra Civil en 1937, sobre el tema “Los corales fósiles del eoceno catalán”. Además, fundó un instituto científico catalán, director fundador del Instituto Jaime Almera de Investigaciones Geológicas (IJAIG) creado en 1965, hoy denominado Instituto de Ciencias de la Tierra Jaime Almera ( o Jaime Almera, ), domiciliado en la calle Solé Sabarís de Barcelona, donde le reclutó el también católico y científico Jose Mª Albareda –del Opus Dei– y José Ibáñez Martín – de la Asociación Nacional Católica de Propagandistas- fundador con Albareda del CSIC. Fue además maestro de Carmina Virgili (geóloga y senadora socialista) y Ernest Lluch (socialista Ministro de Sanidad y Consumo entre 1982 y 1986, asesinado por ETA en el año 2000).

Otros nombres

Santiago Alcobé Noguer (1903-1977) fue un importante antropólogo español que ocupó la Cátedra de Antropología de la Universidad de Barcelona tras dejarla el también católico y científico Telesforo Aranzadi. Fundador de la denominada Escuela de Antropología de Barcelona, Santiago Alcobé fue Catedrático de antropología en la Universidad de Barcelona desde 1941 y rector desde 1963 hasta 1965. Director del Centro de Genética Animal y Humana del CSIC, tuvo el mérito de introducir la Genética y la Estadística en los estudios y en la investigación de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Barcelona: ninguna de estas dos materias se impartía en la licenciatura de Ciencias Naturales en aquella época, en 1941.

Antonio Prevosti ( 1919-2011) fue una autoridad en genética. Licenciado en Ciencias, Sección Naturales, en la Universidad de Barcelona, obtuvo el premio extraordinario final de carrera en 1942, cuando comenzó a colaborar con el CSIC. “Estudio del crecimiento en escolares barceloneses” fue el título de su tesis doctoral, que fue dirigida por Santiago Alcobé Noguer. Prevosti fue el primer catedrático de genética de España, estudiante en 1955 de Cold Spring Harbor Symposia on Quantitative Biology, auténtica capital mundial de la ciencia. Es otro ejemplo de cómo la denominada Escuela Catalana de Antropología fue erigida y mantenida por científicos católicos y coordinada por la Delegación Institucional del CSIC. En un reciente estudio publicado en 2013, Clara Florensa habla de Prevosti y sus creencias en profundidad. Fue sensible desde 1950, cuando el Papa Pío XII dictó su encíclica Humanis Generis dando permiso a los hombres doctos para hablar de evolución, a estudiar dicha teoría desde la perspectiva de la fe católica. Prevosti fue alguien religioso, colaborador asiduo de medios, revistas, asociaciones e instituciones religiosas, que se ocupaba de la relación entre ciencia y religión.

También Fernando Valls Taberner, y podríamos seguir con las consecuencias que esta labor descentralizadora de la ciencia tuvo en el ámbito de la ecología, disciplina que considera la vida y su entorno como objeto de estudio. Así se formaron eminentes científicos católicos del CSIC como Margalef, o el eminente experto en pastos Pedro Montserrat (1918-2017) , que desarrolló su actividad en el Instituto Pirenaico de Ecología, donde también trabajó Enrique Balcells (1922-2007), auténtico salvador de la extinción de la raza bovina pirenaica, etc.

Declive con la guerra

Otra cosa fue lo que hizo con la ciencia catalana el Ejército del Frente Popular independentista. En la retaguardia de la Comunidad Autónoma Catalana (CAC), los científicos que no pensasen como los entonces dirigente fueron brutalmente tratados. Es difícil no admitir que algo tuvieron que ver con el asunto Lluís Companys y Pere Bosch Gimpera, prehistoriador y consejero de Justicia del 29 de junio de 1937 a abril de 1939. Ramon Casamada Mauri (Terrassa, 1874 - Barcelona, 1936), que era decano de la Facultad de Farmacia y catedrático de Técnica Física y Análisis Químico, además de Miembro de la Real Academia de la Ciencia, las Artes y la Medicina y vicepresidente del Ateneo Barcelonés de 1926 al 1928, o Salvador Tayá y Filella (Barcelona 1882- 1936), catedrático y secretario en la Facultad de Farmacia de Barcelona; o Antoni Guardia y Uberna (Barcelona 1896), médico especialista en patología médica, presidente de "Laboratorios Fher" o Francesc Xavier Palomas i Bons, doctor en Farmacia, profesor auxiliar interino en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona y autor de numerosas obras sobre farmacia, fueron todos asesinados por el ejército del Frente Popular: más científicos que los asesinados por la Inquisición Española en más de tres siglos de existencia.

Otros fueron depurados y apartados con violencia de la actividad científica, como el propio Tomás Carreras Artau al que antes nos hemos referido, o eminencias como el físico Esteban Terradas (1883-1950), cuyo fundamental preceptor fue un cura católico, doctorado en Físicas y Ciencias Exactas en 1905, siendo elegido en 1909 miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, en 1910 presidente de la Sociedad Astronómica de Barcelona, director fundador del Instituto de Electricidad y Mecánica Aplicada desde 1917 hasta 1924, fundador de la Red de Ferrocarriles Secundarios de Cataluña (1918-1924) y de la Compañía Telefónica Nacional de España, de la que Terradas fue director en el periodo 1929-1930, catedrático de Física-Matemática de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid, elegido académico de la Real Academia Española en 1944, etc. Además fue el principal artífice de que Einstein visitara España en 1923.

Pues de nada de esto se habla en el escaso recuerdo que se ha dado a la efeméride, todavía más meritoria si consideramos que se llevó a cabo en un marco de privación de libertades.

CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM