Manuel Mendizábal Villalba
Contribuyó a sentar las bases de la ecología científica española perteneciendo a la Asociación Católica de Propagandistas
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Se conmemora el 75 aniversario de la fundación de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), centro de investigación dedicado a las aplicaciones de las ciencias ecológicas sobre los ecosistemas áridos de manera científica. Dicho centro de investigación fue el segundo instituto que el CSIC -máximo organismo científico de España- implantó en Andalucía, comenzando su andadura como Centro de Aclimatación de Almería.
Sus investigaciones fueron pioneras en diversos aspectos hoy cruciales para la economía de la provincia. Salieron de este instituto los primeros estudios sobre aprovechamiento de la humedad atmosférica, origen del invernadero (1947); se ensayaron variedades de maíces híbridos con producciones más elevadas que las normales (1949); se ensayaron variedades de uvas resistentes a virus (1951), y se consiguieron los primeros racimos de uvas de Ohanes sin pepitas (1958).
Muy importantes fueron las expediciones florísticas y faunísticas que tuvieron como resultado la descripción de numerosas especies nuevas para la ciencia, algunas de ellas endemismos provinciales (años 60, 70 y 80). El centro mantiene desde hace 50 años un Parque de Rescate de Fauna Sahariana, donde se ha llegado a trabajar con más de 400 ejemplares de cuatro especies norteafricanas de ungulados en peligro de extinción. Este parque de rescate ocupa 183.242 metros cuadrados de la finca de La Hoya, entre la Alcazaba de Almería y la ladera del Cerro de San Cristóbal. La finca, propiedad del CSIC, cuenta con otros 29.428 metros cuadrados en los que se pretende instalar un Parque de Interpretación de Fauna Amenazada y una escuela-taller de medio ambiente.
Pues esta maravilla la puso en marcha nuestro personaje, el maño Manuel Mendizábal Villalba (Zaragoza, 6-5-1905, Almería 19-10-1996). En el Diccionario Biográfico de la Real Academia de Historia Carlos Barciela López dice de este ingeniero agrónomo que:
«Estudió Ingeniería agronómica en la Escuela de Madrid, graduándose en 1932. En 1934 fue destinado a la Estación de Fitopatología de Almería, provincia en la que desarrolló una larga y fructífera carrera profesional. En 1954 fue nombrado responsable de la Jefatura agronómica provincial, cargo que ostentó hasta 1971. Publicó numerosos trabajos sobre las principales plagas, y tratamientos, que afectaban a la agricultura almeriense. Llevó a cabo, igualmente, una importante labor, junto a Bernabé Aguilar y Leandro Pérez de los Cobos, en la difusión de las técnicas de enarenado y cultivos de invernadero en los nuevos poblados de colonización. Fue presidente de la Diputación provincial de Almería entre 1940 y 1943, y presidente del Patronato Alonso de Herrera del CSIC. Recibió la Encomienda de número de la Orden Civil del Mérito Agrícola y la Medalla de caballero de la Orden del Mérito Agrícola de Francia».
Innovación en la huerta almeriense
Es considerado el padre de los regadíos almerienses y del cultivo en invernaderos, principal riqueza agronómica de la provincia almeriense. Y todo esto lo hizo poniendo en práctica su fe católica, formando parte de la realidad eclesial Asociación Católica de Propagandistas y de la más importante institución científica de España,el CSIC, en el que por cierto trabajaron varios eminentísimos ecólogos ya recordados en ECCLESIA, todos ellos católicos fervientes, como Ramón Margalef, Enrique Balcells, Pedro Montserrat, González Bernáldez, o el mismísimo José Mª Albareda. Este último fundó hace 75 años otro emblemático centro de investigación, y primero que en España en incoporar la palabra ecología, el Instituto de Edafología, Ecología y Fisiología Vegetal, además de ser cofundador del CSIC junto con José Ibáñez Martín, primer presidente de dicho organismo y también perteneciente a la Asociación Católica de Propagandistas.
Con estos hechos delante es verdaderamente alucinante sigan intentando hacernos creer que en la España contemporánea la Iglesia Católica es enemiga de la ciencia, o enemiga de la naturaleza. Esta claro que este tipo de hacer historia que yo llamo ‘Historia 2030’ es el único modo de ganar adeptos a la ‘Agenda 2030’, que incluye aberraciones ideológicas sin base científica tales como la propagación del generismo o teoría de género o ideología de género, de espaldas a la naturaleza humana y su realidad biológica, o la de la práctica del aborto.
Tanto la ‘Historia 2030’, la ‘Agenda 2030’, la ideología de género, las clínicas abortivas, la ‘Leyenda progre’ no tienen interés alguno por la ciencia, o sea, por la realidad. Solo se puede hablar de lo que ellos digan, y la pena es que la mayor parte de los científicos, al igual que los cómicos —en palabras de Albert Boadella— han de vivir sometidos a una autocensura para que sean encuadrables en lo políticamente correcto y así puedan mantener sus puestos o sus líneas de investigación o sus películas o sus obras de teatro sufragadas con fondos público.
CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM