Medalla de oro de Andalucía 2023 a un centro de investigación creado por jesuitas

El instituto nació a partir del Observatorio de Cartuja, inaugurado en junio de 1902 por los jesuitas, aunque hoy no queda nada de su legado

Medalla de oro de Andalucía 2023 a un centro de investigación creado por jesuitas

Alfonso V. Carrascosa

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El Instituto Andaluz Universitario de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos, con sede en Granada, ha sido reconocido con la Medalla de Andalucía de la Investigación, la Ciencia y la Salud 2023. En el se creó y mantiene – entre otras cosas- la Red Sísmica de Andalucía y proporciona información al Servicio de Protección Civil de la Junta. El instituto nació a partir del Observatorio de Cartuja, inaugurado en junio de 1902 por los jesuitas, volcados en la conciliación ciencia-fe católica durante la Edad de Plata.

La Compañía de Jesús disponía con anterioridad en el área de la Cartuja granadina del Colegio Máximo, fundado en 1891 para albergar el Noviciado y Colegio de la Compañía de Jesús en Granada, finalizándose el grueso de la construcción ya en 1894, configurando un magnífico ejemplo de arquitectura neomudéjar. El maltrato dispensado a todo lo religioso fuera o no científico por políticos durante la II República hizo entrar en barrena a esta prestigiosa institución académica que acabó en manos civiles en 1970 siendo adquirido por la Universidad, declarándose Bien de Interés Cultural (BIC) en 1983. Hoy acoge la Facultad de Comunicación y Documentación y la Facultad de Odontología.

El Observatorio de Cartuja, comenzó a construirse en 1902, en plena monarquía parlamentaria católica de Alfonso XIII, a los inicios de la Edad de Plata, mucho antes que surgiesen la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) o la Residencia de Estudiantes, también creadas por Alfonso XIII. Ayudaron a la construcción tanto el Ayuntamiento de Granada como la la familia Osborne. Es en la actualidad la sede del Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos.

Una iniciativa de la Compañía de Jesús

La puesta en marcha del Observatorio de Cartuja fue una iniciativa del entonces provincial de los jesuitas de Andalucía, padre Juan de la Cruz Granero, un poco al hilo de lo que ya había hecho la orden en los países de misión donde propagaron la ciencia y la fe católica de manera indiscutible: América y Asia. En el Observatorio de Manila que crearon en Manila se instalaron los primeros sismógrafos en 1866. Se fundó como un centro de investigación en Meteorología, Astronomía y Sismología. Su etapa más fructífera fue la Edad de Plata, entre 1907 y 1931, casi 25 años, bajo la dirección de un hombre creativo y humano, Manuel María Sánchez-Navarro Neumann, doctorado en medicina y cirugía en la Universidad de Cádiz en 1893, que se hizo jesuita en 1900 y no paró de investigar en toda su vida.

Tan es así que publicó más de trescientos artículos científicos y el primer texto de sismología en español, que vió la luz en 1916 con multitud de datos originales sobre terremotos, propagación de ondas sísmicas, instrumentación y el comportamiento de los edificios bajo la acción de los terremotos. El laicismo imperante en la II República dio al traste con tan ingente labor, y en 1932 tuvo que exiliarse para evitar males mayores.

Con ocasión de los 25 años del Observatorio, se publicaron varios estudios en la revista de los jesuítas Razón y Fe (volumen 85, 1928, 59-66, 240-249). Sus estudios fueron continuados por su sucesor (1940-1966), el padre Antonio Due Rojo Este otro jesuita fue muy importante en cuanto a conciliación ciencia-fe católica se refiere, y dio al respecto ciclos de conferencias que terminó publicando en los libros ‘Dios y la ciencia. Conferencias dogmático-científicas en el Centro de Cultura Religiosa Superior 1940-1941’ (1942) y ‘El hombre ante Dios y la Ciencia Conferencias dogmático científicas 1942 1943’ (1945).

Además fue Director del Observatorio de Cartuja, y Rector y Profesor de la Facultad de Teología. Antes de ordenarse sacerdote hizo estudios de Filosofía, enseñó Ciencias Naturales y Astronomía en Cartuja (Granada) y se doctoró en Filosofía y Teología. Hay una riquísima información disponible en la red para profundizar en este hecho histórico de conciliación fe católica ciencia al máximo nivel en la España contemporánea. Como puede deducirse de este y otros estudios, la Edad de Plata fue un período en el que la Iglesia Católica no paró de promover la investigación científica o la renovación de los métodos pedagógicos. Esto significa que no fue monopolio de sigla alguna, y que sus logros no se pueden adscribir a una única ideología, como a veces parecen querernos convencer.

Olvido del legado jesuita

Lamentablemente los medios no se hacen eco de la información recogida en este artículo. Faltan por describir muchos hechos en la historia contemporánea de España que iluminan incontestablemente la conciliación ciencia-fe en la Iglesia Católica.

Y para que se tenga noticia de que esto no gusta, la Universidad de Granada quitó el frontispicio del edificio central del observatorio jesuítico que decía 'Coeli enarrant stultitiam hominis' (Los cielos narran la estulticia del hombre), y convirtió el edificio en oficinas. En junio de 2015 la Academia de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales de Granada en la persona de su entonces presidente, Alberto Prieto Espinosa, se dirigió al rectorado mostrando su preocupación por el futuro del Observatorio y su instrumentación, ofreciéndose a cuidar del edificio y llevar a cabo planes de convertirlo en un museo, por ser una auténtica reliquia histórica.

La respuesta la recibió tan pronto como en 2016, mediante unos albañiles que, picacha en mano, destrozaron el edificio. La Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias levantó la voz diciendo que “las obras ejecutadas no sólo han destruido el ambiente original de un edificio concebido para la ciencia, sino que han supuesto un serio deterioro de su patrimonio. Sólo quedaron los dos telescopios de la planta alta (hoy emparedados), mientras el resto de aparatos y documentos se habían trasladado a lugar o lugares desconocidos, sin las debidas garantías de integridad y respeto al patrimonio catalogado”.

Pero los herederos ideológicos del Frente Popular hicieron lo mismo que sus ancestros: destrozar la ciencia que no habían desarrollado ellos, y sobre todo la realizada por la Iglesia Católica, llegando al extremo de matar a científicos

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