Jesucristo y su Iglesia quieren caminar con los jóvenes ? editorial Ecclesia

Jesucristo y su Iglesia quieren caminar con los jóvenes – editorial Ecclesia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Jesucristo y su Iglesia quieren caminar con los jóvenes ? editorial Ecclesia

¿Cuál ha de ser el método, el estilo apostólico y pastoral de la Iglesia de cara a su misión entre los jóvenes? El método y el estilo de Jesucristo, el único Señor y Maestro de la Iglesia. ¿Y cuál fue este método y estilo de Jesús? Lo encontramos en numerosos pasajes del Nuevo Testamento. Y uno de ellos, bien hermoso y emblemático, ha sido el elegido por la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, dedicada a los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional: el encuentro del Señor resucitado con los discípulos de Emaús (cfr. Lc 24,13-35).

Jesús resucitado, que se hace el encontradizo y el aparentemente irreconocible, camina con aquellos dos discípulos. Escucha sus decepciones, temores y expectativas. Les acompaña en el camino. Y poco a poco, va abriéndoles los ojos y el corazón mediante la palabra de Dios, la compañía y la fracción del pan.

Un Sínodo ?decíamos la pasada semana en esta misma página Editorial- no es un parlamento, ni un consejo de ministros o un congreso de refundación de una institución. Es, dijo el Papa, el sábado 27 de octubre, "un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda actuar". Y al día siguiente, antes del rezo dominical del ángelus, con que concluía esta asamblea sinodal, afirmó que "el estilo sinodal no tiene como objetivo principal la redacción de un documento", que es "precioso y útil". Pero cuya importancia estriba también en la posibilidad de que se difunda y difunda su identidad, "su modo de ser y de trabajar juntos, jóvenes y adultos, en la escucha y en el discernimiento, para llegar a opciones pastorales que respondan a la realidad". Una realidad, añadimos nosotros, triple: la de la voluntad de Dios, la de la naturaleza y misión de la Iglesia -siempre en una clave más acusadamente sinodal y misionera- y la de los signos de los tiempos y las necesidades del pueblo santo de Dios.

Desde estas premisas, el Sínodo sobre los jóvenes ha legado un documento conclusivo, aprobado, en todos sus puntos (60 páginas divididas en 12 capítulos y 167 puntos) por más de dos tercios de los votos. El documento, como es lógico, no propone un cambio de doctrina, sino que estimula y favorece una nueva pastoral más acorde a los jóvenes del siglo XXI, sin descafeinar o desnaturalizar el mensaje cristiano.

¿Y cuáles serían los principales acentos, las líneas de estilo pastoral que el documento y el mismo Sínodo proponen para acometer, con renovadas fuerzas, el desafío pastoral con los jóvenes de hoy? En primer lugar y como queda dicho, caminar con ellos, estar con ellos. La pastoral de la presencia y del acompañamiento ha de ser clave. Y es que, además, solo estando y caminando con los jóvenes, la Iglesia podrá escucharlos adecuadamente. Y desde esta escucha ?tanto el Sínodo como Francisco han expresado públicamente el déficit vigente al respecto y se han comprometido a que no vuelva a ocurrir-, y como les aconteció a los de Emaús, llegar al encuentro, al diálogo y a la presentación y acogida de la propuesta cristiana.

La importancia de la escucha a todos y entre todos ha de ir acompañada de la proximidad (pastores y fieles han de ser y han de hacerse más próximos a los jóvenes), como subrayó Francisco en la homilía del 28 de octubre. Una proximidad, un hacerse prójimos y próximos, como visibilización de un estilo pastoral de encarnación, inculturación, misericordia e inclusión hacia la entera realidad y problemática de los jóvenes. Proximidad que significa igualmente no rechazar a nadie por sus convicciones, creencias o inclinaciones sexuales. Proximidad que es asimismo un renovado compromiso por seguir trabajando para que cada vez se reconozca y valore más y mejor el papel y la misión de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, incluidos los procesos de tomas de decisión.

A luz del estilo apostólico de Jesús (y también como eco de la homilía del Papa en la clausura del Sínodo), el testimonio, la coherencia e integridad de vida, ha der ser imprescindible y esencial a nuestro estilo misionero. Por ello, y en esta dolorosa hora concreta lastrada por abusos perpetrados por miembros de la Iglesia, esta, para ser creíble, debe trabajar sin descanso ni concesiones en la erradicación, sanación, reparación y prevención de los mismos. Y también de cualquier otra situación de injusticia y exclusión.

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