Magas con andador en Toro

Comentario al Evangelio de la Epifanía del Señor

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Fernando Cordero

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Como niños creamos en los magos de Oriente, que se dejan guiar por la estrella para encontrar al Mesías que ha nacido. Ellos, inundados de inmensa alegría, se convierten en símbolo de la buena noticia que se abre a todos los pueblos.

Mt 2,1-12

Hoy es un día para leerse entero, pausadamente, el Evangelio, e introducirnos en la escena. “La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino”.

También nosotros vamos en busca de la Estrella, porque queremos encontrarnos con Jesús: Niño, débil, pequeño, símbolo del Amor de Dios que quiere compartir nuestra realidad, nuestro camino, nuestra vida.

Los Magos adoran al Mesías Niño. Un largo camino ha sido recompensado con este encuentro. Le ofrecen sus dones, su reconocimiento, su gratitud. Solemnidad de la Epifanía, fiesta muy propicia para adorar al Niño, para hacer un rato de adoración ante la Eucaristía. Luego, continuaremos la vida, nos iremos por otro camino, porque nos habremos visto transformados por el Amor de ese Niño, del Dios que se hace hombre y quiere llegar a toda la humanidad. Su luz ilumina las tinieblas del camino, como nos recuerda Patxi Velasco Fano en el dibujo.

Una anécdota del Carmelo de Toro

La priora de las carmelitas descalzas de Toro, Irene Guerrero, escribe cada año antes de Navidad una carta muy original a todos los amigos del monasterio. En esta ocasión ha hecho una original referencia a la fiesta de Epifanía, que desprende una gran ternura: “En esto vinieron las tres de Segovia: Mª Juana, Mª Inés y Mª Rosario, con la feliz idea de hacer ellas de reinas magas, disfrazando de camellos a sus respectivos andadores. Porque a eta edad, comentaron, ya nuestros ojos ven clara la estrella y nuestro corazón rendido solo quiere adorar a Aquel que es Dios con nosotros. ¡Pero también iremos con regalos para todos!, aseguraron”. Ojalá con andador o en cualquier situación, podamos convertirnos también en magos, como estas ancianas carmelitas.

Oración

Como los Magos de Oriente, que seamos capaces, Señor, de dejarnos llevar por la Estrella que nos lleva a tu encuentro, en la humildad y la pobreza, en cualquier situación y etapa de nuestras vidas.

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