4º Domingo de Cuaresma: «El amor entrañable del padre»
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Se acercaban a Él todos los publicanos y pecadores para oírle, pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Éste recibe a los pecadores y come con ellos». Entonces les propuso esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos. El más joven dijo a su padre: “Padre, dame la parte de hacienda que me corresponde”. Y les repartió la hacienda. A los pocos días, el hijo menor, reuniéndolo todo, se marchó a un país lejano, donde malgastó su fortuna viviendo con desenfreno. Cuando lo hubo gastado todo se declaró un hambre extrema en aquella región y comenzó a pasar necesidad. Fue y se ajustó con un hombre de aquel país que le mandó a su hacienda a guardar cerdos. Deseaba saciar su hambre con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Recapacitó y se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, iré a mi padre y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros”».