Jesús sufre y muere por ti y por mí
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«Hoy, Jesús, te quiero acompañar en todo. Has terminado de pasar todo el sufrimiento, toda la angustia en Getsemaní y comienzas tu Pasión. Me fijo en los tribunales por los que pasas: pasas por Anás y Caifás, el primero; los tribunales de la corrupción. Te observo, te miro. Tú, la inocencia, la bondad, ante estos hombres. Los mirarías con misericordia, con amor y con pena. “¿Por qué me interrogas a mí?”, dices. Pero antes de los tribunales has pasado dos momentos muy fuertes: el beso de Judas —“¿Con un beso, amigo mío, entregas al Hijo del hombre?”—, el dolor de la traición. ¡Qué sufrimiento sería para ti, Jesús! Y me uno también a cuántas veces, como humanos, sufrimos traiciones, desengaños, desánimos de amistad… y nos duele. ¡Cómo te dolería a ti, Jesús, que te traiciona hasta la muerte! ¡Te vende!».