VII Domingo de Pascua: Solemnidad de la Ascensión de Jesús
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Yo me pregunto: Jesús, ¿qué me quieres decir con esta escena de tu ascensión a los Cielos? ¿Qué es lo que me quieres decir? Y cuando lo pienso contigo, veo que tu mensaje me dice muchas cosas para mi propia vida. Asciendes... Se me queda la palabra «ascender». ¿Qué es ascender? Elevar todo. Y me dices que ya te vas, pero que no voy a estar sola, que Tú me vas a dar la fuerza de tu Espíritu, la fuerza de tu amor, que me vas a revestir con la fuerza de tu ilusión y de tu amor.
Y me enseñas a ascender, a ascender la vida, verla desde otra perspectiva. No quedarme ahí, como los discípulos, mirando al Cielo, sino llenarme de ilusión, de darme cuenta de que Tú me envías y me dices, como a los discípulos: “Vosotros sois testigos de esto, pero ¿por qué os preocupáis? Yo os enviaré, Yo os revestiré de mi fuerza, Yo os enviaré mi Espíritu”. Estás diciendo e indicando que me llene de ilusión, que me llene de esperanza, que no me deje abatir por el desánimo y que eleve, ascienda contigo todo. Y cuando me encuentre decaída, sin ilusión… ¡estate, Señor, conmigo!