Alentar el desaliento

Alentar el desaliento

Javier Prieto

Publicado el - Actualizado

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Estos días en Zamora vivimos con ilusión la llegada de un nuevo obispo. D. Fernando Valera, ordenado el pasado 12 de diciembre, ha estado durante estos días atendiendo a los diferentes medios de comunicación. En sus entrevistas el nuevo prelado nos está dejando ver algunas notas significativas sobre su forma de comprender la tarea que le ha sido encomendada.

Hay una respuesta que creo debemos hacer nuestra todos los miembros de la Iglesia. Ante la situación desfavorable y el tono de desaliento, con el que muchas veces vivimos la realidad que nos envuelve, responde D. Fernando:

Es difícil que yo caiga en el desaliento en algún aspecto. Las dificultades hay que aceptarlas y son un reto apasionante para servir, entregarse, sembrar el evangelio y aquí hay raíz y mucha vida cristiana y evangélica. De eso voy a aprender. No solo das, sino que cuando das también recibes mucho.

En demasiadas ocasiones nuestra mirada a la realidad es pesimista, desalentada, sin esperanza alguna. Una perspectiva muchas veces de huida a un futuro imaginario con todo resuelto o de añoranza de un revival historicista. Y, sin embargo, esa no puede ser nuestra mirada, no puede ser la visión de quien dice creer en un Dios que mira la realidad y ve "que todo era bueno".

Nuestra cultura tiende a tratar la realidad como una materia fungible más, capaz de formar parte de nuestra cadena de montaje subjetivo. Podemos ser, hacer, transformar, eliminar e incluso crear lo que deseamos, o al menos queremos creer que esto es posible. Pero la realidad, con la fuerza de su objetividad, nos sigue sacando de esta ilusión de autosuficiencia.

La realidad nos es dada, también con las dificultades propias de cada tiempo y lugar. De nosotros depende cómo la miramos y cómo intervenimos en ella. Solo una mirada alentada por la esperanza, por la fe y por el amor podrá descubrir los brotes que renueven los árboles de nuestra sociedad, cultura o Iglesia.

Ojalá estos días nos llenemos del don del Niño Dios, que nace para nosotros, y podamos decir todos que es "difícil que yo caiga en el desaliento". El mundo necesita de nosotros, hombres y mujeres alentados por el Espíritu de Dios, para alentar a tantos que viven en el desaliento y la desesperanza.

Javier Prieto

Seminarista de la Diócesis de Zamora

@Javi_PrietoP

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