Bajo un paraguas blanco y amarillo

Bajo un paraguas blanco y amarillo

Javier Prieto

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

A veces hay que cerrar el paraguas para que el aire no lo rompa.

El otro día al hilo de una publicación en Twitter me comentaban "ya te ves obligado a practicar una catequesis básica de la ironía" y es que nos hemos acostumbrado, casi por obligación, a tener que hacer determinadas aclaraciones para evitar la mirada prejuiciosa. Por eso, y aunque sea un triste signo de estos tiempos, aclaro que este artículo ni es un juicio sobre el Papa, ni es contra el Papa, ni es sobre algo que haya dicho el Papa. Este artículo es una mirada sobre la tendencia utilitaria que podemos tener hacia la figura del Papa Francisco.

Pueden ser elucubraciones personales, pero tal vez podemos preguntarnos si queremos que el Papa sea el Papa o una figura instrumental. Sirvan tres usos de la figura del Papa que nos vamos acostumbrando a hacer al Papa político, el Papa influencer y el Papa teólogo. Intentaré explicarme.

El Papa, coletilla política

La publicación de la última encíclica Fratelli tutti ha resucitado un viejo debate ¿debe la Iglesia manifestarse sobre la Política? En otro post intenté defender que sí, ahora bien no podemos ser ingenuos ante la posibilidad de que las declaraciones sean usadas como coletilla política. Basta mirar algunas declaraciones de políticos que buscan amparo o confrontación en las expresiones de Francisco. ¿A qué nos debe mover esto? Entre otras cosas a no caer en esa misma actitud, buscar citas del Papa que refuercen nuestras opciones partidistas, reducir su discurso a simple cita arbitraria. El Papa no habla para apoyar opciones políticas, el Papa denuncia o sugiere para que los cristianos reflexionemos sobre su propuesta y hagamos el esfuerzo de plantearnos nuestra posición a la luz de la Palabra, de la Tradición y de la reflexión que él nos ofrece.

El Papa, Trending Topic

Otra de las tentaciones es convertir la figura de Francisco en un eslogan. El mecanismo es aplicar a la figura del Romano Pontífice la maquinaria tuitera: una colección de fotos que impacten, unas frases hechas que funcionen como hashtag, una comunidad de seguidores y un poco de marketing online. El resultado es de nuevo un aprovechamiento utilitario de su figura y sus discursos. Lo importante no es que la foto de Francisco besando a un enfermo alcance millones de impresiones, lo importante es que los seguidores de Cristo digan hace lo que el Señor nos ha mandado hacer.

De nada nos sirve implementar términos como casa común, Iglesia en salida, conversión misionera, periferia existencial si su único efecto es remarcar que somos "seguidores" de @Pontifex. El resultado es un cristianismo viral que ni evangeliza a los de fuera ni lleva a la conversión a los de dentro. De nuevo el principio de la Encarnación sale en nuestra ayuda, las luces que aporta el Magisterio Papal deben hacerse vida, no virales.

El Papa, dogma de fe

El último campo es el de la Teología, la búsqueda incansable de la razón de la Iglesia por encontrarse con Dios. Sin embargo, no son pocos los discursos teológicos que empiezan a andar en círculos alrededor del magisterio de Francisco. La sequedad de algunos autores aparece refugiada bajo la exaltación de la obra del Papa. Es fácil encontrar artículos comentando, glosando y exaltando las publicaciones papales, pero es menos habitual encontrar reflexión, cuestionamiento, en definitiva, pensamiento. Aclaro de nuevo, no se trata de reclamar una crítica al Papa ni mucho menos, pero sí la sana actitud crítica del pensamiento.

La labor de la teología no puede caminar hacia el precipicio del comentario magisterial, debe seguir siempre en búsqueda. Al Papa no se le puede exigir que agote la reflexión teológica, que asuma en sí el peso de todo el pensamiento de la Iglesia. Tirando de otro término más manido que asumido, también debe existir una sana sinodalidad de los teólogos que se atrevan a pesar con y desde el Papa, no alrededor del Papa.

La imagen del paraguas

En definitiva, el Papa no es un refugio bajo el que se ampara una Iglesia que se siente desubicada en el mundo actual. El Papa es el Papa, pastor de la Iglesia Universal. Si en vez de darle la libertad de serlo lo reducimos a un objeto puede que lo estemos exponiendo en guerras que no le corresponde luchar y en ataques que no tenía que recibir. En la Iglesia, en la cultura, en la política y en casi todo tendemos, a las ideas refugio-fortaleza, se está más seguro en la torre que saliendo a campo abierto. Pero si nos cobijamos bajo el paraguas del Papa Francisco en todas las tormentas puede que olvidemos que a veces hay que cerrar el paraguas para que el aire no lo rompa.

Javier Prieto

Seminarista de la Diócesis de Zamora

@Javi_PrietoP

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