¿Sembramos o segamos?
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Desde hace tiempo las Redes Sociales se han convertido en un interesante semillero en el que sembrar el Evangelio, pero cuando uno se fija con atención descubre que a veces más que sembrar se siega a golpe de hoz, y puede que debamos preguntarnos si cuando publicamos en RRSS ¿sembramos o segamos?
¿A qué me refiero? Las RRSS son a priori un ágora en la que dialogar, proponer, conversar, compartir? Totalmente cierto, pero como casi siempre ocurre no solo tienen ese perfil positivo. Por desgracia no siempre nos dedicamos a sembrar en ellas, en no pocas ocasiones más bien discutimos, acusamos, insultamos y enjuiciamos. Basta echar un vistazo al muro de tu red social y descubrirás más de un debate enconado entre perfiles eclesiales, es posible que incluso te descubras en medio de alguna de esas disputas.
Disentir sobre opiniones, acciones o acentos es natural e incluso sano, pero recorrer el espacio virtual con yelmo y mandoble tiene poco de evangelizador, más bien recuerda a aquella práctica de tierra quemada, que no dejaba nada en pie confiando en que al fin y al cabo Dios reconocerá a los suyos, que curiosamente son siempre los de nuestro bando.
¿Sembramos o segamos? No se trata del juicio maniqueo de buenos y malos. Cada uno debemos saber como caen nuestras publicaciones en el permeable suelo digital: como semilla del Evangelio o como semilla de cizaña. A veces olvidamos que no solo nos leen los nuestros. De esto ya nos advierte el Evangelio, nuestras disputas internas son un nefasto testimonio para hablar de un Dios que es comunión.
A todos nos cuesta, al que escribe el primero, pero hay que recordar que el Evangelio se propone con la Palabra que acoge y no con el prejuicio que excluye. Escojamos siempre sembrar y contemos hasta diez antes de lanzarnos prejuicios.
Javier Prieto
Seminarista de la Diócesis de Zamora
P.d. Para otra ocasión habrá que comentar el furor de los TikTok y su peligrosa deriva hacia el meme religioso?