Algunas claves para la lectura y la interpelación de la Laudato si? ? editorial Ecclesia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Algunas claves para la lectura y la interpelación de la Laudato si? – editorial Ecclesia
Si en 1891, León XIII entró por la puerta grande del magisterio pontificio e inauguró una nueva etapa en él con la encíclica Rerum novarum, ahora acontece, en 2015, lo mismo con Francisco y la Laudato si?.
Entonces el Papa Pecci, nutriéndose de la Palabra de Dios y del riquísimo magisterio eclesial, recopiló, dio su propio toque personal y sentó las bases de la Doctrina Social de la Iglesia. Ahora el Papa Bergoglio nos adentra en la respuesta a otra emergente y apremiante cuestión como es la causa ecológica. Y lo hace sin banderías ni maniqueísmos, con belleza y profecía, con realismo e interpelación. Francisco, en tiempos en que la globalización de la sociedad ha hecho globales los problemas y las situaciones, propone la necesidad de asumir una ecología integral, de rostro humano, de mirada trascedente, de corazón solidario, de mentalidad responsable, de exigencias éticas, de perspectivas de futuro, de denuncia de la íntima e inaceptable conexión existente entre pobreza y medio ambiente.
¿Cuáles son las perspectivas desde las que Francisco lanza su propuesta de un renovado cuidado de la casa común, de una conversión hacia la ecología integral? La primera es la fe cristiana, el Evangelio de la creación (capítulo segundo de la encíclica), que reconoce en esta un inmenso don de Dios para todos los seres creados, y en cuya senda ha caminado y caminan cristianos tan extraordinarios como Francisco de Asís, cuyo Cántico a los criaturas hace suyo hasta en el título de la encíclica. Y es que, como afirma en la Laudato si', el Evangelio, "la espiritualidad cristiana propone un modo alternativo de entender la calidad de vida". Desde estos principios y en diálogo también con la razón y con la ciencia, "el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista". "Necesitamos ?sí- un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta", al que estamos convirtiendo "cada vez más en un inmenso depósito de porquería".
El análisis de la realidad ?contaminación y cambio climático, precariedad del agua, deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social?- constituye, pues, la segunda clave para la lectura de esta encíclica, que Francisco desarrolla y fundamenta ampliamente en la primera parte de la misma.
Este análisis, este "ver", lleva al Papa al "juzgar" y, en concreto, a descubrir la responsabilidad humana en la actual y alarmante crisis ecológica (tercer capítulo de la Laudato si?). En este "juzgar", Francisco señala que "lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural"; advierte que "culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo es un modo de no enfrentar los problemas"; propone la idea, entre otras muchas, de que "desacelerar un determinado ritmo de producción y de consumo puede dar lugar a otro modo de progreso y desarrollo"; y denuncia, por activa y por pasiva, que "eestos problemas están íntimamente ligados a la cultura del descarte" y que "el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles". El relativismo, el materialismo, el consumismo, el egoísmo, el egocentrismo, el individualismo y la insolidaridad son causas y, a la vez, efectos de la vigente y creciente crisis ecológica. Dicho de nuevo con palabras de la Laudato si?, "cuanto más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir".
Y de ahí, la necesidad de un revolución cultural, de una ecología integral (cuatro capítulo), que necesita de una educación y de una espiritualidad propias, específicas y transversales (capítulo 6). Educación y espiritualidad que forman parte asimismo del "actuar", que Francisco propone en la encíclica, singularmente en su capítulo 5.
Además, para adentrarnos en la lectura de la encíclica y de su lectura y meditación pasar a su interpelación e implementación, es preciso tener en cuenta otras cuatro claves, que, ahora, únicamente enunciamos. Son la combinación entre continuidad y novedad respecto al magisterio pontificio sobre este tema; su contribución al ecumenismo, singularmente en relación con la Iglesia ortodoxa; y su aportación a la causa de la justicia social y de los pobres, y a desenmascarar la idolatría del dinero y de la prevalencia del interés económico, también en lo que a la ecología se refiere, sobre el bien común.