El apóstol Santiago Patrón de España, patriarca de Galicia y modelo de peregrino

El apóstol Santiago Patrón de España, patriarca de Galicia y modelo de peregrino

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Con motivo de la próxima fiesta principal del apóstol Santiago el Mayor, celebrada el próximo día 25 de este mes de julio, hago una breve biografía suya, por ser uno de los discípulos predilectos y amigos de Jesús de Nazaret, su madre Salomé ser incondicional colaboradora del Maestro, y ser Patrón de España, Patriarca de Galicia y Modelo de Peregrino, títulos bellamente expresados en tallas escultóricas de la capilla mayor de la iglesia basílica catedral compostelana.

Santiago el Mayor nace en Betsaida a orillas del lago de Galilea en Palestina. Junto con su hermano Juan eran socios de un pequeño negocio de pesca que compartían con Pedro y Andrés, hijos de Jonás. Cierto día, Jesús Nazaret pasando a orillas de dicho lago y estando ellos pescando, les invita: "Ser pescadores de hombres". Aceptan su invitación y dejando sus redes le siguen. Santiago el Mayor está presente en el milagro de la resurrección de la hija de Jairo. Es testigo de su transfiguración en el monte Tabor, de su agonía en Getsemaní y confidente de su profecía sobre la destrucción de Jerusalén y la guerra que más tarde sobrevendrá a Israel. A la pregunta de Jesús, si es capaz de beber la copa que él beberá, es decir, morir por su causa, Santiago y Juan contestan: "Somos capaces".

Sobre su venida a España y predicación evangélica, el documento Breviarium Apostolorum, de principios del siglo VII, dice: "Santiago, hijo del Zebedeo, predica en España y en tierras occidentales". En este mismo siglo, San Isidoro de Sevilla escribe en su libro, De ortu Patrum: "Santiago predicó el Evangelio en España y en las tierras occidentales e introdujo la predicación en "in fine-terrae", expresión latina con la que los romanos designaban a Galicia.

Sobre la traslación de su cadáver a España, en el siglo IX Floro de Lyón escribe: "Los huesos de Santiago, trasladados a España, fueron depositados en su extremo, es decir, frente al mar Británico, y reciben allí culto con veneración famosísima de aquellas gentes". Esta información la facilitan otros muchos escritos de estos siglos y en distintos lugares, de tal manera, que en el siglo XI era creencia universal en la Iglesia Occidental y en Armenia que el Apóstol Santiago, hijo de Zebedeo, había predicado en España y que su cuerpo se halla sepultado en una tumba en Compostela.

La Leyenda Áurea cuenta que el Apóstol Santiago, hijo de Zebedeo, después de la ascensión de Jesús a los cielos y de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles en Jerusalén, en el año 30, predicó la palabra evangélica en Judea y en Samaria. Posteriormente, vino a predicarla a la Hispania romana haciendo nueve discípulos, regresando posteriormente a Jerusalén, y dejando aquí a dos para seguir evangelizando a los hispanos.

En torno a su viaje a España hay varias tradiciones orales y leyendas. Una de estas, la más común, afirma que desembarcó en la Bética romana, siguió caminando por la vía romana que unía la Itálica con Mérida, continúa a Coimbra y Braga y llega a Iria-Flavia, Padrón, en Galicia. Ordena obispos en Braga, Lugo y Astorga. Sigue por la vía romana hacia Zaragoza, en cuya ciudad se le aparece la Virgen Maria, en carne mortal, sobre un pilar a orillas del río Ebro para fortalecerle y animarle en la fe cristiana ante los problemas y dificultades que sufría. Le encarga construir allí un templo en el cual se depositase su imagen. Santiago levanta allí una pequeña capilla con el nombre de Nuestra Señora del Pilar colocando su imagen sobre un pilar y regresa a Jerusalén.

En la Pascua judía del mes de nisán del año 44, las autoridades judías desatan una violenta persecución contra la naciente Iglesia cristiana en Jerusalén, durante la cual Santiago fallece degollado con una espada. El libro de los Hechos de los Apóstoles refiere: "Herodes (Agripa, nieto de Herodes el Grande) dio muerte a Santiago, hermano de Juan, por la espada". Los cristianos armenios han levantado una capilla en su honor y recuerdo en lugar donde ha sido martirizado en Jerusalén, que hoy día podemos contemplar.

Los judíos no quisieron darle sepultura y arrojan su cadáver fuera de la ciudad de Jerusalén para que fuese devorado por los perros y las aves de rapiña. Entonces, los cristianos lo recogen y lo embarcan en una nave en Haifa con dirección a la Hispania romana donde había predicado el Evangelio. Llega misteriosamente a la costa marítima gallega, concretamente, a Iria, Padrón, donde, entonces, reinaba la reina Lupa. Los habitantes de esta tierra lo llevan a su palacio, situado en el monte Pico Sacro, donde la reina al verlo se convierte y se bautiza. Manda depositen lo en un carro tirado por una junta de bueyes y ordena sea enterrado en lugar donde los bueyes se paren y no puedan tirar más del carro. Cansados se paran definitivamente en un lugar, donde los nativos galaicos excavan una tumba y sepultan su cadáver en el monte Libredón.

En el año 813, el ermitaño Pelayo y el obispo Teodomiro de Iria Flavia milagrosamente dicha tumba que contenía tres cadáveres que atribuye al apóstol Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Atanasio. Comunican dicho hallazgo al rey Alfonso II el Casto quien viene a Compostela. Ordena levantar la primera iglesia en honor del Apóstol Santiago. Asimismo el rey se lo comunica al papa León III y al emperador Carlomagno. Sobre dicha tumba, la fe cristiana de nuestros antepasados levanta tres iglesias. La primera ordenada por Alfonso II el Casto. La segunda levantada por obispo Sisnando I siendo rey Alfonso III el Magno. La tercera y actual iglesia románica basílica catedral construida por los obispos, Diego Peláez y Diego Gelmírez siendo reyes, Alfonso VI y su hija Urraca.

Codex Calixtinus o Liber Santi Jacobi, joya única religiosa, literaria, histórica y cultural europea y universal, de la primera mitad del siglo XII, compila todas las fuentes medievales cluniacenses sobre el apóstol Santiago el Mayor. Se compone de una carta, a modo de prólogo, y de cinco libros. Dicha carta aparece escrita por el papa Calixto II y firmada en el palacio papal romano de Letrán. La dirige a la comunidad de la abadía benedictina del monasterio francés de Cluny, a Guillermo, patriarca de Jerusalén, y a Diego Gelmírez, arzobispo de Santiago de Compostela y a todos los fieles cristianos, deseándoles salud y bendición apostólica.

El primer libro se compone de 31 capítulos que narran vigilias, fiestas, sermones, octavarios y bendiciones del papa Calixto II en honor del apóstol Santiago. El segundo libro se compone de 22 capítulos que cuentan los milagros hechos por el apóstol Santiago. El tercer libro se compone de 3 capítulos que refieren la forma en que el apóstol Santiago fue trasladado desde Jerusalén a Galicia, y sus fiestas solemnes. El cuarto libro se compone de 33 capítulos y tres apéndices que cuentan la historia y las vicisitudes de Carlomagno y Roldán en Roncesvalles y en otros lugares a los que el apóstol Santiago se les aparece en sus luchas y guerras. Es atribuida a Turpín, arzobispo de Reims.

El quito libro se compone 11 capítulos y una serie de apéndice que narran los caminos de Santiago de Compostela con sus etapas, pueblos, ciudades, hospitales, ríos, gentes, costumbres, cuerpos de santos que se hallan a lo largo de dichos caminos. Refieren detalladamente las características de la ciudad de Compostela y de la iglesia basílica catedral del apóstol Santiago y demás iglesias compostelanas. Sorprende su descripción minuciosa detallando sus fiestas, la dimensión de la iglesia catedral con sus pórticos, fuente del Paraiso o Acevachería, atrio, puertas norte, sur y oeste, torres, altares, altar mayor con el frontal de plata, ciborio, tres lámparas, dignidades catedralicias, número de canónigos y la acogida a los peregrinos.

Haciendo memoria histórica, desde el siglo IX los reyes de los reinos hispánicos venían proclamando al apóstol Santiago, Patrón de España. Su patronazgo nace a raíz de la victoria de las tropas hispánicas sobre las sarracenas en la batalla de Clavijo, cerca de Nájara, el 3 de mayo de 844. El rey Ramiro I del reino Hispano Astur al negar el tributo anual de las cien doncellas al califa de Córdoba, Abderramán II, éste le hace la guerra. Anteriormente, se lo había reclamado en virtud de lo pactado con su antecesor, el rey Mauregato.

Según una vieja y constante tradición hispana, las fuerzas cristianas pierden el combate en el primer día. De noche, el rey Ramiro I sueña que el apóstol Santiago le promete la victoria. Al día siguiente, muy de mañana, confiando en su palabra, ataca con todas sus fuerzas a las tropas sarracenas. De repente, el apóstol Santiago, el Mayor, aparece en la famosa batalla de Clavijo, cerca de Nájera, montado en un caballo blanco, llevando una bandera blanca en una mano y una espada centelleante en la otra, y combatiendo a los sarracenos a los que derrota habiendo centenares de muertos y heridos.

En recuerdo de esta gesta épica, los reyes de la Reconquista española, desde el siglo IX, declaran al apóstol Santiago, Patrón de España, y establecen el Voto de Santiago, que consistía en que las tierras conquistadas o por conquistar debían hacer todos los años una ofrenda obligatoria de bienes en especie a la Iglesia del apóstol Santiago, en agradecimiento por dicha victoria. Desde entonces, en recuerdo de este hecho milagroso, las imágenes del apóstol Santiago a caballo y blandiendo la espada como caballero, se multiplican por toda la geografía de los reinos hispanos.

Los reyes de la Reconquista española tenían una gran fe en el poder milagroso del apóstol Santiago. Concretamente, San Fernando atribuye la conquista de Sevilla a Dios, a santa María y a los merecimientos de Santiago, diciendo: "Cuyo alférez nos somos e cuya enseña traemos, e a que nos ayuda siempre a vencer". Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, le llaman: "Luz y patrón de las Españas, espejo y guiador de los reyes".

En señal de gratitud, los habitantes cristianos de los territorios españoles, desde el Pisuerga al mar Mediterráneo y al Océano Atlántico, se comprometieron a pagar el Voto de Santiago a la Iglesia del apóstol Santiago. Los Reyes Católicos lo extienden al reino moro de Granada, y el rey Felipe IV, en 1643, lo hace a todos los reinos de España. Las Cortes Españolas, en 1646, establecen dicho Voto de Santiago, como ofrenda de los reyes, príncipes y del arzobispo compostelano a dicha Iglesia. Esta ofrenda obligatoria será abolida por las Cortes de Cádiz, en 1810.

Sancho Panza preguntándole a Don Quijote por qué los españoles cuando quieren dar una batalla invocan: "Santiago y cierra España". Le responde: "Mira, este caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por Patrón y amparo suyo". Francisco de Quevedo escribe al rey Felipe IV: "Dios hizo a Santiago, Patrón de España que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada".

En el año 1630, el papa Urbano VIII declara al apóstol Santiago, el Mayor, único Patrón de la Nación Española ante el deseo general de los ciudadanos españoles y contra el parecer de algunos que querían que declarase también a santa Teresa de Jesús copatrona de España. El nombre e iconografía del apóstol Santiago está patente en muchas ciudades y pueblos hispanoamericanas, cuya devoción y culto está extendido entre sus ciudadanos. Es más, Américo Castro afirma en su libro, La realidad histórica de España: "La devoción al apóstol Santiago conformó el ser de los españoles".

José Barros Guede, para Ecclesia Digital

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