Católicos y Científicos: Carlos Jiménez-Díaz, Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Católicos y Científicos: Carlos Jiménez-Díaz, Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
Su hermano Mariano reconoció tras su muerte la importancia que para ellos tuvo los consejos que don Nicasio (cura amigo de la familia) le diera a su padre. Vivió desde niño un ambiente religioso en su familia, que le quedó grabado y practicó hasta su muerte. Revivió con nostalgia la noche de Reyes Magos, y siempre declaró que el día más feliz de su vida fue el día que se casó con su piadosísima mujer. Le tocó vivir una época convulsa, pero su actividad es testimonio de que el trauma de la Guerra Civil no pudo con la ciencia gracias sobre todo a científicos católicos que como el Dr. Jiménez-Díaz vivieron en el denominado exilio interior declarándose apolíticos y trabajando, trabajando, trabajando.
A la fatalidad de no haber podido tener hijos respondía "Gracias a Dios no son indispensables para mi felicidad", algo que choca enormemente con el absurdo derecho al hijo actual, que lleva a mucha gente hoy en día a cometer barbaridades pensando que el hijo es imprescindible para una vida plena. No fue muy amigo de la vida social de la intelectualidad madrileña de la época, que se realizaba en la Residencia de Estudiantes, de cuya puesta en marcha se celebra también en 2010 su centenario, ocupado como estaba en investigar, trabajar, etc., y aunque simpatizara con algunos de los intelectuales que la visitaron.
A su enorme labor científica (más de 400 artículos, por encima de 140 en revistas de prestigio internacional etc., etc., etc.) se unió su condición de católico expresada en sus cartas. A su mujer, Conchita, durante grave enfermedad, le decía "?Dios te puso a mi lado, y he querido responder amándote como un ángel suyo que eres?piensa en lo transitorio que es la vida y pide a Dios que nos reúna pronto?Todo es voluntad de Dios". Sufrió serias dificultades profesionales acabada la guerra por ser tenido como sospechoso de ser comunista católico, y sufrió la depuración franquista, costándole lo suyo recuperar la posibilidad de colegiarse, ejercer la profesión, continuar su labor científica?. En su Pliego de Descargo se encuentran testimonios directos de su fé "?el hecho de ser católico?Mi religiosidad no ha sido nunca ocultada, si no clara y manifiesta en mi vida?, en tiempos en que durante la República determinadas fiestas fueron suprimidas jamás dí una clase en tales días, sino ? y de ello pueden dar testimonio mis discípulos- que advertía el día de antes mañana no hay clase porque es tal fiesta. Nadie puede encontrar verosímil que quien declara y mantiene su catolicismo sea capaz de decirse comunista católico, a menos que se suponga que ha perdido la razón?". Hablando de su intervención en el intento de profanación de una iglesia en Chamartín refería "?sin embargo pude evitar que se estropeara la iglesia, que se ha conservado bien. Un día que quisieron quemarla hube de hacer frente a aquellos individuos?cuando el jefe comunista profirió unas frases contra las monjas yo le salí al paso diciéndole: Quiero que sepa Vd. si lo ignora, que yo soy católico y que no toleraré ni una frase que pueda ofender a mis creencias (quien haya conocido el Madrid rojo sabe si esta afirmación tiene algún valor?no toleré requisa alguna y pongo el dr. Alés por testigo". Afirmaba esto último seguramente porque gente próxima a su entorno familiar fue brutalmente asesinada en Paracuellos por ser católica, simple y llanamente.
Un caso más de sorprendente coincidencia de la fe y la razón, de la ciencia y la religión en una personalidad de un relieve enorme ?¡Y que siga habiendo católicos que dudan de que esto es posible!
BIBLIOGRAFIA
Jiménez Casado, M. (1993). "Dr. Jiménez Díaz. Vida y obra. La persecución de un sueño". Ed. Fundación Conchita Rábago de Jiménez Díaz. Madrid. 621 pp.