Ciencia y fe: Alhazen, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Ciencia y fe: Alhazen, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

En el Año Internacional de la Luz, nos detenemos ahora en otro personaje fundamental en la historia de la óptica. Se trata del sabio musulmán Ibn al-Haytam, que vivió en el siglo XI y es conocido en occidente como Alhazen (965-1039).

En el año 1021 escribió su "Libro de óptica", que se considera el primero en su especialidad. Un hombre de fe, musulman en este caso, sentando las bases de la ciencia, mostrando una vez más la compatibilidad entre razón y fe, ciencia y religión.

Vivió muchos años cerca de la mezquita de El Cairo, donde fue profesor. Se cree que murió en esta ciudad. Se considera el primero en hablar con fundamento de la cámara oscura, describiendo el funcionamiento del ojo y sus partes. Explicó la formación del arco iris.

Así es, el desarrollo científico del que disfrutamos se debe al trabajo de quienes nos precedieron: una inmensa mayoría de personas creyentes, de diversas religiones. Reconocerlo no es otra cosa que hacerse eco de la famosa frase de Bernardo de Chartres, católico, canónigo de la Catedral de Chartres, frase tantas veces falsamente atribuída a Isaac Newton, que la utiliza sin citar su origen: "?somos como enanos a los hombros de gigantes. Podemos ver más, y más lejos que ellos, no porque la agudeza de nuestra vista ni por la altura de nuestro cuerpo, sino porque somos levantados por su gran altura".

El actual proceso de descreimiento, la apostasía de Europa, no tiene su origen en el desarrollo científico, si no en los procesos de desacralización, descristianización y crisis de fe que ya en el concilio Vaticano II la Iglesia describió, procesos que han inspirado la Nueva Evangelización, parte de la cual pasa necesariamente por decir la verdad, y es que al hombre no le hace ateo la ciencia, y que la ciencia ha sido construida en mayor medida de lo que se cree por científicos creyentes.