Conocernos para querernos (Día de diversidad cultural / Ecumenismo y diálogo interreligioso)

Conocernos para querernos (Día de diversidad cultural / Ecumenismo y diálogo interreligioso)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Conocernos para querernos (Día de diversidad cultural / Ecumenismo y diálogo interreligioso)

Conocerse y quererse, conocer a otros y quererlos es el reto de la vida de lo humano. Desde la Delegación de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de Mérida-Badajoz hemos organizado este primer acto sencillo en la ciudad de Badajoz, en torno al día de la diversidad cultural. Se ha hecho realidad en los salones de la parroquia de la Concepción, donde se trabaja en talleres de mujeres, de crecimiento personal y cultural, desde hace más de veinte años. Se trata de un proyecto de solidaridad, reconocido y premiado a nivel nacional.

Hemos querido centrarnos en las mujeres y la diversidad cultural y religiosa de las mismas. Así, se han juntado mujeres de distintos lugares, culturas y costumbres, de religiones diversas, historias y vidas auténticas: Angola, Senegal, Brasil, Mozambique, Marruecos, Sáhara, Rumanía, Francia, España? El objetivo de este primer evento ha sido conocernos entre nosotros, desde el encuentro y el cariño, para respetarnos, acogernos, acompañarnos, defendernos, comprometernos, compartir? A una misma voz y bajo un mismo sentir: a favor de la mujer en la sociedad actual.

Ha sido un encuentro tranquilo y cercano, de vivencias y de compartir, con sencillez, un café, té y unos dulces, elaborados por ellas mismas -unas para otras-, en medio del diálogo y el conocimiento mutuo. Junto a la Delegación, están las religiosas del Buen Pastor, y los talleres que animan con cincuenta mujeres y sus formadoras y voluntarias que las acompañan. Han asistido mujeres de la Parroquia de Guadalupe, de centros de promoción de la mujer, de otras parroquias, así como del movimiento de Acción Católica Profesionales Cristianos.

Las claves de reflexión han sido desde el lugar, la cultura y la religión que nos configura y nos hace ser. Venimos de lugares distintos pero todos hemos de caminar ahora en un mismo lugar, sin rechazar ni olvidar nuestro origen, reconociendo que ahora tenemos una casa común, una tierra compartida que nos llama a compartir vida y camino. Culturas que nos han enseñado a sentir y querer, a relacionarnos, y que no debemos ocultar sino presentar para aportar y enriquecernos mutuamente. Religiones que nos abrazan a la trascendencia y nos dotan de sentido y esperanza, con oración, vida, celebración, esperanza y búsqueda de lo que une, sana, perdona, anima, esperanza.

El ecumenismo y el diálogo interreligioso, han de tener en cuenta y valorar a la mujer como tesoro y elemento central de la vida, la sociedad y el mundo, así como para el encuentro entre confesiones cristianas y entre religiones. Hemos de trabajar juntos por una mirada de luz y dignidad, que lleve a la justicia, la igualdad y el verdadero reconocimiento social, frente a todo desprecio o desvalorización de lo femenino en nuestra realidad social.

En este encuentro, se ha visto claro que la mujer tiene mucho en común y aspira a realidades y deseos de igual calado, independientemente del lugar del origen, de la cultura, así como de la religión que se profese, y que cuando se conocen y reconocen diversas y distintas, se enriquecen y se complementan, conviven sin ninguna dificultad. Es en el conocimiento mutuo cuando nos sentimos iguales, nos enseñamos unos a otros y compartimos cariño y camino.

Este abrazo ha sabido a poco, ha sido un primer paso desde abajo, desde lo oculto, lo sencillo. Ha sido posible por ese tesoro que cada día se encuentra por la tarde en esa escuela de vida y solidaridad cerca de la Plaza Alta, donde religiosas, trabajadoras, voluntarias, mujeres inmigrantes y otras se van trabajando a sí mismas, se van formando y preparando, para vivir, ser, trabajar, querer, luchar, valorarse. Un misterio de vida y de levadura que no tiene más horizonte que la fraternidad de una humanidad que no entiende de fronteras y conflictos, sino de encuentros y paz verdadera. Si aquí es posible, entonces lo es a todos los niveles…

Hemos sentido este camino de ecumenismo y diálogo interreligioso que ha de andarse desde lo cercano y lo sencillo, desde la calle y la casa común, desde el conocimiento y la relación, desde el encuentro y el cariño. Pasar de la teoría a la praxis, de la doctrina al conocimiento, de la diferencia a la cercanía, de la separación a la amistad. Por aquí va lo que buscamos y lo que queremos: mujeres que, educándose, educan a un pueblo, y que encontrándose se convierten en la señal y en la alianza de una humanidad nueva. Así, hemos encontrado razones para seguir creyendo y para seguir haciéndolo juntos. Es posible creer y esperar el sueño de lo imposible desde lo común y lo diverso, porque es posible ?hoy, más que nunca- el sueño de la unidad.

José Moreno Losada. Delegado Episcopal para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso