"Dadles vosotros de comer", comentario a la carta pastoral del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, ante el Año de la Fe

"Dadles vosotros de comer", comentario a la carta pastoral del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, ante el Año de la Fe

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Por Antonio DIAZ TORTAJADA, sacerdote-periodista

Con el título de las palabras de Jesucristo a sus apóstoles "Dadle vosotros de comer", el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro Sierra ha escrito una carta-meditación en el inicio del Año de la Fe. Está escrita con un texto y contexto eucarístico toda ella.

El objetivo de esta carta-meditación es que descubramos en este momento de la historia que vivimos, que lo más importante "es entregar la noticia más grande para el hombre y para esta historia: Jesucristo que nos revela quién es Dios y quien es el hombre". "Los problemas que hoy tenemos los hombres ?señala monseñor Osoro?tienen que ver con la presencia o la ausencia de Dios en nuestra vida. Una sociedad en la que se vive y se plantean las cosas que el ser humano necesita para convivir, al margen de Dios, se autodestruye".

En nueve apartados o capítulos distribuye la carta-meditación. Incide el arzobispo de Valencia sobre el alimento que hoy necesita el ser humano para afrontar todas las situaciones, éste no es más que Dios mismo. "No trabajemos desde nuestros problemas ?escribe–, pues el mundo tiene necesidad de respuestas, no sabe cómo vivir, por ello hacer presente a Dios, dar la noticia de Dios a los hombres, acercarles su presencia y mostrar el rostro de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo, es la gran tarea que tenemos delante de nosotros. Mostremos la belleza de seguir al Señor dando un testimonio creíble".

Esta carta pastoral "Dadles vosotros de comer" que el arzobispo de Valencia ha escrito está unida a la intención de Benedicto XVI que nos invitó a celebrar el Año de la Fe como una "experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo".

Esta carta pastoral va unida al Itinerario de Renovación Diocesano. Es todo un proyecto que nos une y dinamiza, y da vigor a nuestro ser de cristianos. Valiéndose del método de la "lectio divina", se han ido viviendo los ciclos, las etapas, las reuniones, los ritos y las celebraciones. A ello hay que sumar ahora el Año de la Fe.

Es una oportunidad de gracia este Año de la Fe y nuestro Itinerario Diocesano de Renovación, que se integra en su dinámica. Hay que confesar la fe con más fuerza, con más convencimiento, con más pasión, con más coherencia. Y hay que hacerlo en todos los lugares: donde nos reunimos para celebrar la fe, en nuestras iglesias, en nuestras casas y en nuestras familias, que se tienen que convertir en verdaderas "iglesias domésticas" que confiesan, celebran, transmiten y viven la fe.

Este Año de la Fe es una gracia que entrega el Señor y que, en el encuentro con Él, "nos indicará el camino no sólo para conocer los contenidos de la fe, sino para esbozar una ruta para vivir el acto de fe con el que nos decidimos entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios", de ahí la invitación a vivir un encuentro con Jesucristo "que nos lleva a la misma configuración de la razón, de la voluntad y del corazón, que nos hace sentirnos de una misma patria en el Corazón de Cristo y nos une en una gran familia".

El primer capítulo nos habla de "tomar conciencia del momento que vivimos"; se centra en el núcleo de la crisis que estamos padeciendo y que se puede resumir en esta expresión: Estamos viviendo una resignación en la búsqueda de la verdad. "El ser humano ?dice el arzobispo de Valencia?no quiere saber quién es ,a quién se debe, qué camino tiene que recorrer, qué opciones fundamentales tiene que hacer. Y necesitamos la verdad, pero tenemos miedo que la fe en la verdad conlleve la intolerancia?la intolerancia llega cuando hay falta de verdad".

Después de descubrir el testimonio de Jesucristo como "camino, verdad y vida" hay que dejarse acompañar por él ?segundo capítulo?para encontrar la esperanza verdadera y segura. Ahí en el corazón el señor nos hablará a solas y descubriremos "en lo profundo del hombre el hambre de verdad y de vida"?tercer capítulo?y nos "sentiremos orientados y sanados" ?cuarto capítulo?descubriendo que Jesucristo es el "sí" que Dios da al hombre y a su vida, sin "desentendernos de los problemas de los hombres" ?quinto capítulo?mirando los problemas de los demás con la mirada de Dios.

En este contexto del Año de la Fe, monseñor Carlos Osoro nos hace una "propuesta radical" ?sexto capítulo?que consiste en un desarrollo humano integral. Este desarrollo integral exige una visión trascendente de la persona que necesita a Dios. El "dadles vosotros de comer" tiene una total vigencia. Pero encontraremos una total "incapacidad para ayudar y dar respuesta a los hombres desde nosotros mismos" ?capítulo siete–, ya que entender el ser humano sin su referencia a Dios es el mayor error que podemos cometer. Jesucristo no se desentiende de los problemas humanos ?octavo capítulo–, pero cuenta con nosotros. Jesucristo nos pide nuestra colaboración para dar a comer a la multitud.

Monseñor Carlos Osoro termina su carta-meditación subrayando unos "horizontes y perspectivas" que en este Año de la Fe susciten una aspiración a confesar con plenitud y renovada convicción, con esperanza y confianza la fe cristiana.

Estos horizontes y perspectivas son: Continuar o entrar en el Itinerario Diocesano de Renovación; asumir el compromiso de vivir el Día del Señor; fortalecer la Adoración Eucarística; vivir la confesión sacramental y la dirección espiritual; comprometernos con la acción de Cáritas y ahondar en el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica. A estos horizontes se unirán los proyectos "persona y economía de comunión", "educación en y para la comunión", "jóvenes en misión" y "la pastoral vocacional".

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