La Educación líquida

La Educación líquida, por Fidel García Martínez

La muerte del gran sociólogo polaco Zygmun Bauman, brillante analista de lo que ha calificado como modernidad líquida, caracterizada por el pensamiento débil postmoderno, ha vuelto a poner en evidencia lo que describe como educación líquida, característica del actual modelo educativo español que cambia de valores, procedimientos según sea los políticos que detentan el poder. La educación líquida según Bauman no está fundamentada en conocimientos verdaderos para toda la vida, sino el conocimiento de usar y tirar, en el conocimiento del descarte, según expresión favorita del papa Francisco.

Para Bauman la educación de la modernidad liquida se basa en la discontinuidad y en el olvido de lo aprendido. Por eso las relaciones entre cultura y educación se han transformado radicalmente y son con frecuencia contrarias y contradictorias. Para Bauman es necesario volver a restablecer las posibilidades de la educación como proceso de transmisión de cultura para superar la inseguridad y la falta de certezas en las que se fundamenta la modernidad líquida actual. Un ejemplo claro de esto es la falsa polémica entre deberes sí o no para algunos los deberes supondrían una pérdida detestable de tiempo y energía.

Sin embargo a la educación no puede considerarse como un producto que se consume y se tira, sino como una empresa duradera. Según Bauman la educación no líquida demostró adquirir nuevas formas y ser capaz de ajustarse a las circunstancias cambiantes, además de programar nuevas estrategias. La educación líquida actual para poder superar sus graves deficiencias debe recobrar el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información y lo que es más difícil el arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo. Un mundo dominado por las redes sociales, torres de babel, donde predomina mucha información líquida de usar y tirar.

Fidel García Martínez, Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica.