La hipocresía a la luz del evangelio

La hipocresía a la luz del evangelio

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La hipocresía a la luz del evangelio

La actividad de Jesús de Nazaret durante su vida histórica en Palestina fue predicar el Reino de Dios, de justicia, de amor y de paz, curar a los enfermos y resucitar muertos y fustigar fuertemente a los escribas y a los fariseos por su hipocresía. Desde el principio de su actividad evangélica, los fariseos fueron los primeros y más tenaces adversarios suyos.

Era una secta judaica que sostenía que las normas fundamentales de judaísmo son Ley mosaica escrita y la Ley oral constituida por los preceptos de la tradición judía. Sus principios fundamentales eran: El descanso sabático, el pago de los diezmos y la pureza ritual de las manos antes de comer. Junto a esta secta había la de los saduceos que afirmaba que la única norma fundamental judía era Ley mosaica escrita y rechazaba toda Ley oral.

Los fariseos acusaron a Jesús de Nazaret de que comía con los publicanos y con los pecadores. A los que respondía: no tienen de necesidad de médico los sanos sino los enfermos y que lo que quiero es misericordia y no sacrificio, pues no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores. Le acusaron que sus discípulos arrancan y comen las espigas de trigo en sábado. A los que contestaba: si comprendierais que lo que quiero es misericordia y no sacrificio, no condenarías a los inocentes, porque el Hijo del hombre es Señor del sábado. Le acusaron que curaba a los enfermos en sábado. A los que respondía: ¿si a uno de vosotros le cae una oveja a un pozo en sábado, la saca del pozo, cuanto más le estará permitido curar a los enfermos en sábado?

Le acusaron que expulsaba los demonios por el poder de Belcebú, príncipe de los demonios. A los que respondía: yo los expulso por el poder de Espíritu de Dios, no por poder de Belcebú. Le acusaron de que sus discípulos no lavan las manos antes de comer. A los que contestaba: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado, y el Hijo del hombre es también Señor del sábado. Todas estas acusaciones se las hacían con la finalidad de tener razones para matarlo

En el Sermón de la Montaña Jesús de Nazaret manifiesta: Cuando deis limosna, oréis y ayunéis no seáis como los hipócritas que dan limosna para ser honrados por la gente, oran para ser vistos por los hombres y ayunan poniendo cara de tristeza. Vosotros, en cambio, cuando hagáis limosna que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha para que vuestro Padre os recompense. Cuando oréis entrad en vuestra habitación, cerrad la puerta y orad con pocas palabras, y nuestro Padre que os ve en secreto te recompensará. Cuando ayunéis, perfumaos la cabeza y lavaros la cara para que tu ayuno no lo noten los hombres, sino solo el Padre (Mt. c.6)

Finalmente, Jesús de Nazaret nos da su juicio sobre ellos: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced y cumplid todo lo que ellos os dicen, pero no haigas lo que ellos hacen, porque no hacen lo que dicen. Lían faros pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente, alargan las filacterias y alargan las orlas del manto. Les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas, que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los rabbí. Son hipócritas, guías de ciegos, sepulcros blanqueados, crueles, serpientes, raza de víboras.

Mirad, yo os envío profetas, sabios y escribas y a unos los mataréis y crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad Así recaerá sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar. (Mt. 23).

Llama la atención los calificativos peyorativos que Jesús de Nazaret les da, desde guías de ciegos, sepulcros blanqueados, crueles, serpientes y raza de víbora. Nos enseña que los cristianos debemos hacer y cumplir lo que los hipócritas nos dicen, pero no hacer lo que ellos hacen, porque no hacen lo que dicen. Lo que hacen es fingir, aparecer como buenas personas, pero interiormente son lobos rapaces.

Los hipócritas hablan bien y obran mal, predican la justicia y practican la injusticia, hablan de cumplir el estado de derecho y lo vulneran, de amor y son unos egoístas y de solidaridad y son unos inhumanos. Su conducta moral es aparecer como personas buenas siendo malas.

Los hipócritas son falsos profetas, se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis (Mt. c. 7, vs 15 y 16). En este mundo los hipócritas abundan mucho en todos los estamentos políticos y sociales. Suelen ser personas astutas que sienten lo que dicen, pero no hacen lo que sienten. Son mentirosos y no tienen palabra. En este mundo conocemos la verdad, la justicia, la bondad y la honestidad de las personas por sus obras que son amores y no buenas razones.

José Barros Guede

A Coruña, 12 de enero del 2015