La historia de la beata Luisa María Frías, científica ejecutada en la Guerra Civil por odio a la fe
Catedrática universitaria y beata, Luisa María Frías forma parte del exilio subterráneo producido por el Ejército del Frente Popular para implantar la dictadura del proletariado
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La Ley de Memoria Democrática indica que debe hablarse de las víctimas olvidadas de la Guerra Civil. Sus 18 páginas de preámbulo permiten descubrir la fuerte carga ideológica que su aplicación pretende, pero al llegar a definir las víctimas a las que la ley pretende honrar dice:
"A los efectos de esta ley se considera víctima a toda persona, con independencia de su nacionalidad, que haya sufrido, individual o colectivamente, daño físico, moral o psicológico, daños patrimoniales, o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que constituyan violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho internacional humanitario durante el periodo que abarca el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la posterior Guerra y la Dictadura, incluyendo el transcurrido hasta la entrada en vigor de la Constitución española de 1978".
Es evidente que Luisa María Frías es una víctima según esta ley, y una víctima cuya memoria todos hemos de honrar, por más que la memoria democrática de algunos la olviden: fue asesinada por quienes implantaron durante la Guerra la dictadura del proletariado, siendo los primeros en inaugurar sistemas de depuración del profesorado, en hacer aparecer fosas comunes de civiles indefensos fusilados, en implantar prisiones de trabajos forzados al estilo estalinista…
Científica y católica: la biografía de Luisa María Frías
Describir lo que ocurrió es un deber científico de la historia. Durante la Guerra Civil se perpetraron asesinatos de científicos. Civiles desarmados con alto nivel académico, en plena actividad científico-docente fueron brutalmente maltratados hasta perder la vida. No les dio tiempo a exiliarse. Tampoco pudieron vivir el exilio interior: los mataron antes. Este es el caso de Luisa María Frías: sus restos descansan en la parroquia Santo Tomás Apóstol de Valencia, ciudad donde nació el 20 de junio de 1896. En la web de dicha parroquia viene un resumen de su vida que pasamos a comentar. Recordarla no tiene otro objeto que el de aprender del pasado para no volver a cometer los mismos errores, y completar la información que discursos historiográficos con un fuerte sesgo ideológico no llegan a incorporar. Ese modo de hacer es propio de la pseudohistoria, o de la pseudomemoria
Vecina de Valencia, más concretamente de la que actualmente es la calle María Cristina, Luisa María ya en la universidad "demostró ser una mujer moderna e inteligente". Se licenció en Filosofía y Letras, sección Historia, y después fue profesora y catedrática auxiliar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia. No era nada común en los años 20 que una mujer fuera catedrática universitaria.
Además, hacía apostolado en la universidad y en su parroquia. Era miembro de Acción Católica y fue una de las fundadoras de la rama femenina de las universitarias de Acción Católica en su parroquia de Santo Tomás Apóstol. «Daba muchas limosnas a los necesitados. Por razón de su fe peregrinó a Tierra Santa (¡en aquellos tiempos!) así como a Lourdes. Se encerraba horas en su habitación para rezar», podemos leer en la web de su parroquia.
Detención y ejecución de Luisa María Frías, beatificada en 2001
El 24 de noviembre de 1936, miembros del Ejército del Frente Popular la detuvieron en su domicilio y la llevaron a la checa – tipo de cárcel que el Ejército del Frente Popular habilitó en toda España, de estilo socialista estalinista- situada en el Banco Vitalicio y luego a la del Seminario (C/ Trinitarios) hasta el 5 de diciembre, donde fue maltratada y forzada a firmar la entrega de sus ahorros. Después la llevaron al picadero de Paterna la noche del 5 al 6 de diciembre. Antes de morir la torturaron para que renunciase a su fe y dando vivas a Cristo Rey entregó su vida, perdonando a sus verdugos. Tenía 40 años. Su cadáver fue enterrado en el cementerio de Valencia, hasta que el 13 de mayo de 1958 fue trasladado a la capilla de su parroquia, Santo Tomás Apóstol de Valencia. Fue beatificada por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 y su fiesta litúrgica se celebra el 6 de diciembre.
El libro de José María Zavala que recoge el martirio de Luisa
En el libro ‘Los horrores de la Guerra Civil. Testimonios y vivencias de los dos bandos’, José María Zavala da más datos de su martirio en un párrafo titulado ‘Sin ojos ni lengua’. El párrafo relata que «Luisa María Frías Cañizares, de cuarenta años, era profesora de la Universidad de Valencia. Su calvario empezó la madrugada del 5 al 6 de diciembre de 1938, cuando los milicianos la trasladaron a Paterna: ‘Su temple no menguó en aquellos críticos instantes: supo ser valiente, animosa, sin ocultar un solo momento su condición de cristiana, por lo que fue gravemente ultrajada. Antes de morir la torturaron sacándole los ojos y cortándole la lengua, porque gritaba con valentía: ¡Viva Cristo Rey!». El presbítero Jose Manuel Silva Moreno añade algún detalle a los últimos momentos de Luisa María, concretamente los de la llegada a la checa: “la obligaron a desnudarse, y la registraron, recibiendo insultos y malos tratos”.
Como lo habitual es que la memoria democrática sea sesgada, casos como el que comentamos en este artículo no suelen incluirse en los habituales actos de memoria, pero la ley indica que se han de hacer, y eso estamos haciendo, porque debe hablarse de todas las víctimas, es lo científico: la dictadura del proletariado produjo muchas víctimas inocentes producto de asesinatos. Por ello creo que es más que recomendable recoger casos como el de Luisa, con el ánimo de hacer caer en la cuenta al lector de que la realidad va más allá de que hubiera buenos y malos, la realidad científica indica que en todos los lados hubo malos y buenos ¿o hay quien crea que asesinar a Luisa fue defender la democracia? Seguro que no. Estaban pasando más cosas, y hay que contarlas o hacer memoria de ellas, máxime si se ajusta a ley.
El Ejército del Frente Popular instauró una Dictadura, la del proletariado, y represalió hasta el asesinato. Que Dios les perdone. Negar esto de manera intencionada es mentir. Así murió Luisa, perdonando a sus asesinos. Hay muchos más casos de los que iremos hablando, casos que sufrieron el que ha sido denominado subtierro o exilio subterráneo. Si no tomamos conciencia de que todos somos pecadores, ni se nos perdonará ni podremos perdonar, algo que no contribuye más que a alimentar el odio al otro, que es lo que parece que algunos no son capaces de evitar.
Todo lo dicho está en perfecta consonancia con lo indicado claramente el monolito inaugurado en relación a la Ley de Memoria Democrática 20/2022 en el Campus Serrano del CSIC el 6 de julio de 2023: "En homenaje y recuerdo a todos los científicos y científicas…que fueron represaliados durante la Guerra Civil española…Este reconocimiento pretende honrar a aquellos hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a la investigación y vieron sus carreras truncadas".