Juventud ¿Empleada o empeñada?, por Juventud Estudiante Católica (JEC)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Juventud ¿Empleada o empeñada?, por Juventud Estudiante Católica (JEC)

La juventud es, hoy, afectada directa de la situación actual de crisis que atravesamos. Muchos de los problemas y preocupaciones que caracterizan a la actual coyuntura nos sitúan en el ojo del huracán: los recortes en educación, la incertidumbre ante el futuro y la falta de horizontes laborales, las trabas para desarrollarnos con libertad y autonomía, la necesidad de salir de nuestro país para formarnos y realizarnos profesionalmente y el desempleo.

Los obispos españoles, en la instrucción pastoral Iglesia, servidora de los pobres, hablan de la "especialmente dolorosa situación de paro que afecta a los jóvenes: sin trabajo, sin posibilidad de independizarse, sin recursos para crear una familia y obligados muchos de ellos a emigrar para buscarse un futuro fuera de su tierra."

Paradójicamente y, junto a estas características que nos hacen vivir en primera persona los dramas de la escena actual, los y las jóvenes somos, también, para bien o para mal, herederos del mundo y de la sociedad en la que nos toca vivir. En este mundo y en esta sociedad, con mayores o menores dificultades, ejerceremos una profesión, formaremos una familia, actuaremos social y políticamente y desarrollaremos una red de relaciones personales.

El acceso a un trabajo, tras muchos años dedicados al estudio y a la especialización en un ámbito profesional, parece ser hoy un lujo que pocas personas jóvenes se pueden permitir. Que el empleo responda, además, al perfil profesional que deseábamos cuando comenzamos a estudiar una titulación media o superior supone, en muchos casos, una quimera. Multitud de sueños estallan ante el panorama desolador de una España que se sitúa como uno de los países de Europa y del mundo con mayor tasa de desempleo juvenil.

Afrontar esta situación desde un análisis integral de nuestra persona y con profundidad nos lleva a plantearnos muchas preguntas y surgen numerosos desafíos a los que es preciso poner nombre.

Por un lado, en el plano personal ¿Cómo responder a nuestra vocación con un sentido y unos criterios ante la dificultad de encontrar un trabajo y, más aun, el trabajo que deseamos? ¿Cabe resignarnos de un modo conformista a lo que el mercado nos ofrece? ¿Es necesario buscar alternativas, nuevos caminos, aunque esto suponga renunciar a nuestra idea original de felicidad? ¿Se pueden preservar, a pesar de todo, unos criterios, valores y actitudes vitales?

Por otro lado, nuestro deseo de seguir a Jesús de Nazaret nos impulsa a salir del enclaustramiento de nuestra propia seguridad y dirigirnos hacia el horizonte de los demás, hacia la construcción de un nosotros en lugar de un yo.

La precariedad laboral, la violación continuada de los derechos de tantas y tantos jóvenes en materia de trabajo, la necesidad de emigrar en busca de oportunidades que se nos niegan en nuestro país?nada de esto puede ser indiferente para nosotras y nosotros, que trabajamos para que el Evangelio sea no solo sal y luz de nuestras vidas, sino para que fermente en los ambientes en los que nos movemos, creando esperanza y creyendo que es posible edificar estructuras y estilos de vida que humanicen, en los que el estudio y el trabajo pongan a la persona y a su dignidad en el centro frente a, en palabras del Papa Francisco, "el fetichismo del dinero y la dictadura de la economía".

En la Acción Común de los Graduados y Graduadas de la Juventud Estudiante Católica abordamos, en este curso 2014- 2015, la cuestión de la vocación y el sentido del estudio-trabajo, ahondando en nuestros deseos más profundos de realización personal y perfilando actitudes, criterios y estilos que nos puedan llevar a vivir la transversalidad de nuestra fe en la profesión, especialmente en los primeros empleos.

Por otro lado, nos sumamos a otras organizaciones de Iglesia en la reivindicación del Trabajo Decente, considerándolo un derecho fundamental a defender en este tiempo, sobre el que tenemos que sensibilizaros para poder concienciar a otros y hacer llegar nuestra voz, el grito evangélico de la Iglesia de los pobres, a los lugares donde, como jóvenes estudiantes, estamos llamados a desarrollarnos académica y profesionalmente.

Juventud Estudiante Católica (JEC)

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