¿Laicismo electoral?, por Fidel García Martínez
Madrid - Publicado el - Actualizado
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¿Laicismo electoral?, por Fidel García Martínez
La situación política de España en relación con la presencia de la Religión en la vida pública es realmente sorprendente, si se tiene en cuenta la realidad europea hoy. Mientras en la Europa las relaciones entre los Estados y la Iglesia, incluidos aquellos países que durante décadas la Iglesia ha estado proscrita y perseguida por la dictadura comunista, han logrado con muy buen criterio normalizar las relaciones diplomáticas con la Santa y una sana y provechosa colaboración; garantizando la presencia religiosa en las escuelas y en los centros públicos, permitiendo que la Iglesia desarrolle libremente su misión.
En España, donde poseemos una de las más largas, e intensas tradiciones cristiano-católicas de Europa, vuelve el anticlericalismo más reaccionario propio del Siglo XIX. Todos los partidos, especialmente el PSOE, representado, por su ala más radical, Pedro Sánchez, han proclamado la necesidad de excluir la religión de todos los lugares públicos desde la escuela concertada, hasta los hospitales, pasando por cárceles o cualquier otra presencia de los cargos públicos en acontecimientos religiosos sean los que sean, incluidos los funerales de Estado por las víctimas del terrorismo. Sin embargo los que tales exigencias proclaman han estado muy presentes en los recientes funerales por las víctimas del terrorismo yihadista.
Allí estaban Pablo Iglesia, Pedro Sánchez, Alberto Rivera, lo que es de agradecer, aunque sea una incoherencia manifiesta. El problema está en saber ¿por qué estaban allí con la emoción contenida? Si era por estrategia electoral, o por razones más profundas. Ellos lo sabrán. ¿Quizá estén de acuerdo con la Homilía brillante y contundente del Arzobispo Castrense, Juan del Río, quien con énfasis resaltó la noble misión de los policías asesinados quienes lucharon por la libertad y han sido víctimas de la tiranía? Su homilía fue un duro alegato contra el terrorismo yihadista, al que calificó de una horrible blasfemia contra Dios y contra la dignidad de las personas, además de un mal diabólico.
Fidel García Martínez