Los sueños de José
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Es una delicia oír que en algunos lugares lo llaman "el Señor San José". Antes de terminar el año jubilar, nos detenemos a evocar los sueños que guiaron la vida y la misión de este sencillo artesano, descendiente de la estirpe real de David.
José comprendió que había de conferir al Niño los derechos del linaje mesiánico. Y le impuso el nombre de Jesús, que significa "El Señor salva". Tal vez se parecería al antiguo Josué, el guía que con el mismo nombre había introducido a Israel en la tierra de las promesas.
Todo indicaba que aquel Niño resultaba molesto a los poderes de su tiempo. Apenas nacido, su vida era ya discutida. Evidentemente, aquel niño estaba llamado a repetir la peripecia del exilio de su pueblo. Pero Dios velaba por Jesús.
Pero el sucesor de Herodes era violento como su padre. Y avisado de nuevo en sueños, José se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en Nazaret, para que se cumpliese el oráculo de los profetas: "Será llamado Nazareno".
Ante opiniones que no reconocen a Jesús como humano, el evangelista evoca su filiación y su lugar de origen. José es una prueba de la humanidad del que se presentaba como el Camino, la Verdad y la Vida.
El Señor San José ha pasado en silencio por los evangelios. Es solo un creyente que acoge el querer de Dios, que se admira ante la presencia del misterio en su Hijo, que le pasa la herencia de David y la raíz de humanidad que él ha querido abrazar para siempre. Le bastaba prestar atención a los sueños.