Madre Ágreda y fray Junípero: dos grandes misioneros, por Fidel García
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Estos dos grandes franciscanos con un siglo de diferencia están íntimamente unidos en la pasión misionera en las tierras de Nueva España (México) especialmente lo que hoy es California y Nuevo México. La primera sin salir físicamente de su monasterio de Franciscanas Concepcionistas y el segundo, recorriendo inmensos espacios a pie o en asno, en lo que dejaba misiones que luego fueron el núcleo de grandes ciudades como San Francisco, San Antonio, San Diego, Los Ángeles; o por lugares que los western han popularizado en el cine El Paso, Álamo, Río Grande. Allí estuvo antes evangelizando anteriormente la autora de la Mítica Ciudad de Dios. El año 1622 un grupo de misioneros franciscanos, 26 en total, dirigidos por Alfonso Benavides se adentró en Nuevo México para evangelizar a diferentes tribus indígenas (25apaches, navajos, comanches?) se llevaron una gran sorpresa, cuando encontraron a unos nativos que les recibieron con gran afecto y hospitalidad, conocían los rudimentos del catecismo, pidieron ser bautizados, pues afirmaban que una misteriosa dama azul les había instruido en la fe, aquellos franciscanos pensaron enseguida que la misteriosa dama azul no era otra sino la Madre María de Jesús de Agreda. Se trataba de un hecho místico sobrenatural, la bilocación. Experiencia mística para la que no tienen ninguna explicación las ciencias naturales, sin recurrir a explicaciones ridículas y más increíbles.
Este fenómeno místico fue particularmente analizado por la Santa Inquisición y no pudo demostrar nada negativo contra él, como lo presentó Madre Agreda. Ella sabía muy bien que la gran misión de España era la evangelización de aquel inmenso imperio que aunque amenaza descomposición llegaba desde Filipinas hasta América del Norte. Esa misión evangelizadora la llevarían a cabo muchos religiosos de diferentes órdenes: franciscanos, jesuitas, dominicos, carmelitas. Por el monasterio donde superiora las Madre Agreda pasaron misioneros franciscanos y le hablaron de la necesidad de que los franciscanos evangelizaran aquellas tierras. Este espíritu misionero de la Madre María de Jesús de Agreda, fue el que impulsó a San Junípero Serra extraordinario teólogo y catedrático a misionar las tierra de Nueva España, California, Nuevo México, después de leer la gran obra de la Madre Ágreda, La Mística ciudad de Dios, de la que llevó varios ejemplares a sus misiones, cuyos ejemplares se guardan con verdadera devoción. La actividad misionera de San Junípero se centró en el Sur de los actuales EE.UU. Fundó cientos de misiones en los lugares más desérticos. Estas misiones en las que se enseñaba a los indígenas todo lo necesario para ser autónomos: agricultura, ganadería, cultivo de semillas, Se les ensañaba el catecismo, respetado siempre sus tradiciones debidamente corregidas de los aspectos menos morales. La cientos de misiones que fundó San Junípero fueron un centro de cultura y civilización, que protegieron a los nativos de los abusos de algunos colonos. Los abusos vinieron después por la fiebre de los buscadores del oro Siglo XIX.