El Mesías es para Pascua de Resurrección, por Fidel García Martínez
Madrid - Publicado el - Actualizado
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EL MESIAS ES PARA PASCUA DE RESURRECCIÓN
Hay una moda musical inveterada, como es le da representar el oratorio más espectacular y conocido, El Mesías, en el tiempo de Adviento próximo a la Navidad, lo que supone privar a la gran obra handeliana de su verdadera significado y sentido, que no es conmemorar directamente el Nacimiento de Jesucristo, sino su Resurrección, como se demuestra porque el fragmento más conocido y cantado es el manipulado ALELUIA, que sirve para todo acontecimiento que se precie sea lo que sea lo que sea celebra desde un triunfo deportivo hasta una secuencia cinematográfica.
Muchas de las versiones que se ofrecen de El Mesías, están desprovistas de todo auténtico significado litúrgico, son simples representaciones teatrales-operísticas, con la parafernalia propia de la llamada música culta clásica. Cada director cuando se enfrenta con el oratorio-coral del gran Handel de tal forma lo modifica que es casi irreconocible. Aunque El Mesías sea sinónimo de Navidad, es una pena, porque el libreto que escribió Charles Jennnes contempla la pasión muerte y Resurrección de Jesucristo y ésta como elemento esencial que lo unifica todo.
La primera vez que se interpretó fue en 1742 fue el Domingo de Resurrección. Y el verdadero sentido, según los musicólogos más prestigiosos, como Harry Christophers, se concentra en la segunda parte de la obra, la Resurrección de Jesucristo esencia del Kerigma Cristiano. Sin Resurrección no hay Navidad. Por eso para el laicismo posmoderno que abomina de la Navidad y no cree en la Resurrección, todo lo reduce a una obra puramente operística para mayor fama de los que la representan. Lo de los políticos, como el alcalde y los concejales de Oviedo, del tripartito es un puro esperpento de resentimiento y de incompetencia, impiden el paso a esa joya del arte Gótico universal que es la Catedral, colocando una pista de hielo en la misma plaza para alienar a los ciudadanos, especialmente a los más pequeños. Son los herederos del viejo Marx que hacen del laicismo el opio del pueblo. Donde se colocaba un Belén que hacía las delicias de todos, ahora han puesto un suelo tan duro y gélido como sus cráneos privilegiados.
Fidel García Martínez, Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica, Licenciado en Ciencias Eclesiásticas