El Papa Francisco y el COVID-19
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Pandemia que no cesa y afecta a todo el mundo ha supuesto un reto social nunca visto desde la segunda Guerra Mundial por sus daños en todas las facetas de la vida humana no sólo en la política y la ciencia, sino también en todo la relacionado con el sentido de la vida del mal, el dolor, enfermedad, la muerte y el más allá, cuestiones para las que solo la ciencia no tiene respuesta completa. Son muchos los profesionales y personalidades que intentan dar una solución global a esta cruda realidad. Una de estas personalidades más se comprometida es el Papa Francisco, no solo como máxima autoridad eclesiástica, sino por su innegable e in- discutible liderazgo mundial. El papa Francisco es en la actualidad una de las personalidades más escuchadas aunque tenga detractores poderosos, dentro y fuera, que intentan socavar y minar su autoridad y ocultar y manipular sus mensajes. Ejerce un liderazgo auténtico basado en la humildad y en dialogo con todos, como se puede verificar en sus numerosos viajes por todos los países, especialmente por los que llama periferias existenciales, como hacía antes del ser elegido Papa en su Buenos Aires natal, en donde todas las semanas visitaba a los sacerdotes y fieles de los barrios marginales conocidos popularmente como "villas miseria." Durante los meses de confinamiento y ahora ve la iglesia como la definió, hospital de Campaña: "veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es su capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía y proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una hecatombe. Hay que comenzar por lo más elemental. Ya hablaremos largo del resto.
Siempre preocupado por todos, animando a todos no solo con las homilías de cada día en las Eucaristías celebradas en la capilla de Santa Marta, sino en cualquier momento oportuno o inoportunos. La imágenes del pasado Viernes Santos, solo abrazado al crucifijo dieron la vuelta al mundo en la plaza de San Pedro dieron la vuelta al mundo. Los destinatarios de sus mensajes era todos especialmente los profesionales que ejercían los servicios esenciales en favor de la comunidad: médicos, enfermeras, limpiadoras, celadores, señoras de la limpieza, cajeros, transportistas, responsables públicos, científicos. Las mujeres los niños, las ancianos, presos, descartados socialmente, personas sin hogar, por todos se preocupaba y a todos hacía llegar motivos por la esperanza. Una mención y un esfuerzo especial exigió a los sacerdotes muchos se han contagiado o han muerto atendiendo a los más necesitados especialmente. A los científicos y políticos les ha recordado su importante función en la época de la Covid-19, para que todos sus esfuerzos estén dirigidos al bien común general y no a los privilegiados e influyentes, criticando como un grave escándalo a los que quieren enriquecerse a costa de la vida y la salud de los más vulnerables, como es la investigación sobre las vacunas. Pero el Papa francisco no es un ideólogo, ni un moralista laico ni predicador apocalíptico. Es un profeta que habla en nombre de Dios, por eso afirma: Nos damos cuenta del valor que tiene el dar testimonio en nuestras sociedades de la apertura a la transcendencia. Ínsita en el corazón humano. En esto, sentimos cercanos también a todos los esos hombres y mujeres, que, aún sin conocerse en ninguna tradición religiosa, se sienten, sin embargo, en búsqueda de la verdad, la bondad y la belleza, esta verdad, bondad y belleza de Dios.