El Papa en Irlanda, en donde la Iglesia se ha vuelto a levantar tras el escándalo de los abusos

El Papa en Irlanda, en donde la Iglesia se ha vuelto a levantar tras el escándalo de los abusos

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

El Papa en Irlanda, en donde la Iglesia se ha vuelto a levantar tras el escándalo de los abusos

Viaje a la isla que espera a Francisco los días 26 y 27 de agosto, en donde acoger es un deber. Probablemente habrá un encuentro entre el Pontífice y las víctimas de abusos del clero

En la librería "Veritas" de Dublín, un joven se toma una "selfie" con la gigantografía del Papa Francisco que está en la vitrina. En Galway, en la tienda Dunnes, se puede comprar por ocho euros la camiseta amarilla con el retrato del Papa Francisco. Y las banderitas de Knock, con la frase "Welcome to Ireland" se pusieron en venta con más de dos meses de anticipación a dos euros. En Limerick, en la catedral católica, hay un paisaje irlandés creado por niños para decirle "Bienvenido" al Papa Francisco. Son pequeños signos que indican cómo se está preparando el país, a un mes exacto de la llegada del Papa Francisco, que participará en la clausura (el 25 y el 26 de agosto) del Encuentro Mundial de las Familias, cita creada por Juan Pablo II que se lleva a cabo cada tres años. En esta ocasión será Irlanda el escenario.

Primero la llegada a Dublín, el encuentro con las autoridades en el Dublin Castle; después, por la tarde, la visita al centro diurno para las personas sin hogar del que se ocupan los capuchinos, y la Fiesta de las Familias en el Croke Park. Y entre todas estas citas, podría crearse un espacio para un encuentro con representantes de las víctimas de los abusos, mismo que todos dan por cierto en Irlanda, aunque no aparezca en el programa oficial del viaje, que fue publicado a principios de junio.

Se ha hablado mucho sobre la Iglesia en Irlanda en estos años, sobre todo cuando se trataba de contar las terribles historias en las que era la protagonista, principalmente en relación con el inmenso escándalo de la pederastia que explotó entre la última década del siglo pasado y la primera del actual. En la actualidad ver a la Iglesia en Irlanda significa preguntarse cómo se pudo volver a levantar en estos años, antes que nada recordando que el camino pastoral ha seguido adelante. Experimentando también nuevas formas para compartir las responsabilidades, que ahora están en manos principalmente de mujeres.

Desde Paula McKeown, directora de la Living Church de Belfast, una estructura creada por la diócesis de Down y Connor para replantear los caminos de fe, sobre todo de los catecismos para los niños; hasta Noirìn Linch, primera coordinadora en el centro pastoral de Limerick y que ahora en Dublín se ocupa de una oficina central en la Iglesia irlandesa: la de las catequesis. Las mujeres en la actualidad ocupan puestos desde los que vuelve a ponerse en marcha el camino de esta pequeña Iglesia, después del tsunami de los años pasados. Son profesionistas, con una formación adecuada para el puesto que ocupan, son laicas, casadas. Y se comprometen por completo con su trabajo. Destacan, sobre todo si se tienen en cuenta las repetidas polémicas de la ex presidenta de la República irlandesa Mary McAleese sobre el papel de las mujeres en la Iglesia que ella, durante la Jornada mundial de la mujer de este año, definió como "misógina".

Paula McKeown, participó en una transmisión de BBC Northern Ireland, durante la que respondió a las críticas de McAleese, abogada experta de derechos civiles, y la invitó dejar las armas para, por el contrario, abrazar, junto con todas las demás mujeres comprometidas en la Iglesia de hoy, este proceso de cambio que todos les reconocen. Sobre todo porque el viejo modelo a dos direcciones, sacerdote y comunidades parroquiales, ya no puede funcionar, sobre todo en estas latitudes. La disminución de las vocaciones tiene números que van más allá de la emergencia. Son veinticinco los seminaristas para toda la isla, en el seminario de Maynooth, cerca de Dublín. La noticia que ha surgido estos días es que después de 850 años se cerrará el histórico seminario d Belfast, en el que los sacerdotes podían crecer tocando con las manos el contexto de minoría católica de los seis condados del norte.

Con una especial atención por la preparación del Encuentro Mundial de las Familias, en estos últimos días acaba de llevarse a cabo una cita tradicional de la religiosidad irlandesa: el peregrinaje a Lough Derg, isla en el Donegal, en donde durante tres días desde hace siglos se hace ayuno y penitencia. Un momento que todavía es muy importante y en el que participa con entusiasmo la comunidad cristiana. "La Iglesia irlandesa ?escribió el jesuita Alan McGuckian en un artículo para "La Civiltà Cattolica"? hasta hace poco institución muy fuerte y respetada ahora parece a veces asediada y humillada. Sin embargo, en cada parroquia irlandesa hay católicos fieles y alegres, que conducen una vida fecunda de oración y de servicio". El obispo jesuita, que en esta diócesis se ocupa también de recuperar las tradiciones de la comunidad local mediante el uso del misal en "Iris language", introducido el año pasado, cuenta que "en la Irlanda rural la cultura popular estaba caracterizada por la fe. Probablemente había algún aspecto de superstición, pero se ha mantenido por todas partes a través de los siglos en el lenguaje gaélico. Por ejemplo, si una mujer se sentaba para leer en la penumbra y alguien encendía una luz, ella solía decir espontáneamente: "Que Dios nos conceda la luz del cielo"".

La religiosidad irlandesa no está compuesta de gestos evidentes ni se deja encajonar en un tratado de historia. Los símbolos cuentan, como la escultura que campea frente a la catedral de Ennis, en el condado de Clare, dos manos gigantes que se entrecruzan para decir sí a la acogida de los migrantes y a la paz para Irlanda del Norte. Significados que no se entretejen por mera casualidad: en los seis condados del Norte que forman parte de la Iglesia católica de la isla, pero que pertenece jurídicamente a la Gran Bretaña, la proporción entre los católicos y los protestantes es igual precisamente gracias a la presencia de comunidades extranjeras que vienen del Este, como la de los polacos.

Parroquias de Dublín viven ahora gracias a la presencia de los extranjeros. Irlanda es un país en el que la cuestión de la acogida no es un rema de debate o de enfrentamiento: eran migrantes y, ahora que la crisis económica del post Tigre céltico es un recuerdo, acoger a los extranjeros es percibido como un deber. Lo resume el primado Eamon Martin al referirse al Encuentro Mundial de las Familias: "El tema del encuentro no es solo para las familias católicas llenas de fe, y que apoyan a la Iglesia, sino es la "buena noticia" también para los que se han vuelto indiferentes a la fe y también para los que se sienten excluidos y lejos de la Iglesia y de todo lo que los involucra".

Irlanda se prepara para la visita del Papa

FRANCESCA LOZITO, DUBLÍN,

Vatican Insider, 26-7-2018