La propuesta cristiana no envejece, por José-Román Flecha (Diario de León, 15-2-2014)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La propuesta cristiana no envejece, por José-Román Flecha (Diario de León, 15-2-2014)
"La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús". Así comienza la exhortación apostólica del Papa Francisco sobre la nueva evangelización. En ella el Papa traza todo un programa para orientar a la Iglesia a salir a la calle y llegar a las "periferias existenciales" con el anuncio del Evangelio.
Ya desde el primer momento, afirma él que quienes se dejan salvar por Jesús son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior y del aislamiento. Esas cuatro esclavitudes atenazan a las gentes de hoy, pero "con Jesús siempre nace y renace la alegría" (EG 1).
El Papa Francisco se atreve a señalar tres manantiales de los que brota la tristeza de nuestra generación: "El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada" (EG 2). Es interesante esa mención del ansia de tener, del anhelo de disfrutar y de la voluntad de prescindir de los demás. En ellas se resumen las tentaciones de Jesús y las nuestras.
Hay otros muchos motivos para el desaliento actual de quienes no han encontrado o ya han perdido la fe. Pero también muchos creyentes se ven atrapados en esas redes de la tristeza y la desesperanza. Por eso, según el Papa, "se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida".
Ahora bien, ese estado de ánimo no responde al deseo de Dios. "Esa no es la vida en el Espíritu, que brota del Corazón de Cristo resucitado". Muchos cristianos parecen vivir "una Cuaresma sin Pascua". Retomando unas palabras de Pablo VI, afirma el Papa Francisco que "la sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil generar la alegría" (EG 8).
Bien sabemos que los bienes materiales se pierden cuando se entregan, pero es la entrega lo que afianza y multiplica los bienes del espíritu. Los bienes espirituales, por el contrario, aumentan cuando se comparten. La vida se acrecienta dándola. Y también la fe fortifica y se mantiene cuando se anuncia y comunica a los demás. Ahí está para el cristiano el secreto de la verdadera realización personal.
Así lo expresa la exhortación papal: "El anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora" (EG 11). Es interesante esa referencia e invitación a los tibios y a los no creyentes: También ellos pueden encontrar el valor de la fe, apenas imaginada.
En esa llamada a anunciar el evangelio encuentra el creyente la máxima novedad. "La propuesta cristiana nunca envejece" (EG 11). He ahí una frase inolvidable. Dios mismo provoca, orienta y acompaña la verdadera y auténtica novedad. Este es un auténtico desafío para la Iglesia. Pero es también para ella la fuente más auténtica de las mayores alegrías.
José-Román Flecha Andrés