¿Qué diferencia hay entre beatificar y canonizar?

¿Qué diferencia hay entre beatificar y canonizar?

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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¿Qué diferencia hay entre beatificar y canonizar?

De ambas cuestiones se encarga la Congregación para las Causas de los Santos de la Santa Sede

Por Ángel Escalera

El sábado 20 de octubre se llevará a cabo la beatificación del padre Tiburcio Arnáiz (sacerdote jesuita nacido en 1865 en Valladolid y fallecido en 1926 en Málaga), en un solemne acto que se celebrará en la Catedral de Málaga, presidido por el cardenal Angelo Amato. A raíz de ese acontecimiento, cabe explicar la diferencia entre beatificar y canonizar. De ambas cuestiones se encarga la Congregación para las Causas de los Santos de la Santa Sede. Digamos que la beatificación es el paso previo a la canonización o santificación. Beatificar es declarar que un difunto, cuyas virtudes han sido previamente certificadas, puede ser honrado con culto, mientras que canonizar consiste declarar solemnemente santo y poner en el catálogo de ellos a un siervo de Dios ya beatificado.

El término beato significa literalmente feliz (del latín beatus) o bienaventurado en el sentido de que se considera que esa persona está ya gozando del paraíso. La beatificación es el tercer paso en el trayecto hacia la canonización. Así, el primero es siervo de Dios; el segundo, venerable; el tercero, beato, y el cuarto, santo.

El organismo de la Santa Sede que se encarga de analizar los milagros, martirios y virtudes heroicas y de proponer los diferentes ejemplos de santidad para que el Papa autorice la beatificación es la mencionada Congregación para las Causas de los Santos. La beatificación solo la pueden lograr fieles que hayan fallecido con fama de santidad y que la misma sea continua y se propague en distintos sitios. Un proceso de beatificación puede llevarse a cabo de dos formas. La primera es a través de una causa de virtudes heroicas, si esa persona vivió las virtudes cristianas en grado heroico. La segunda vía es la del martirio, si el fiel sufrió martirio por su fe.

La canonización, por su parte, es un proceso por el que la Iglesia católica declara como santo a una persona fallecida. Ese nombramiento lleva consigo la inclusión del fiel en el canon (lista de santos reconocidos) y la autorización para rendir culto público y universal a esa persona, a que se le asigna una fiesta litúrgica, se le dedican iglesias, capillas o altares y se reconoce su poder de intercesión ante Dios. La canonización se efectúa con la solemne declaración papal de que una persona está, con toda certeza, contemplando la visión de Dios. En el catolicismo, el reconocimiento de la santidad recibe luz verde después de un proceso de investigación exhaustiva de la vida fiel propuesto para ser canonizado.

Málaga, 16-10-2018

Por Ángel Escalera

Fuente: Sur

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