Ser cristiano y ser coherente

Ser cristiano y ser coherente

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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¡Que difícil es ser coherente! Lo estamos viendo por todos lados. En una sociedad débil en valores, lo que abunda son las incongruencias y las dobles varas de medir. En la política, cuyo nivel actual esta por debajo del suelo y que por desgracia contamina mucho del debate social, económico, deportivo, educativo, afectivo y hasta moral, es raro ver gente coherente con lo que decía entonces, dice ahora y piensa, defiende, critica y luego hace o no hace dependiendo el amargor del café con el que comience su día.

En nuestra Iglesia, más difícil aún se hace este reto de la coherencia. En este día de la Exaltación de la Cruz, viene como anillo al dedo ese viejo arte, hoy en desuso, de actuar en conciencia, el abrazar las cosas que no tienen el visto bueno de la masa, las cosas que los cristianos debemos defender, promover y hacer propias sin miedo al qué dirán. ¡Cuántas veces miramos a otro lado, dejamos hacer, callamos por no ser molestos ante actitudes, gestos y palabras contrarias al ADN cristiano!

Estamos inmersos en procesos eclesiales que buscan afrontar los nuevos retos del futuro y del presente donde la evangelización se hace difícil por la galopante y radical secularización que arrasa nuestro país y Occidente en general con contadas salvedades. El mundo que nos rodea está en horas bajas, donde excluimos a quien no vale y postergamos lo importante para otro día si acaso. Esa misma sociedad, aunque no lo pida, necesita voces firmes, seguras, coherentes que muestren la belleza del Evangelio, lo profundo que cambia la vida seguir a Jesús y ser discípulos veintiuno siglos después, aunque lo que la Iglesia promueva sea, en estos momentos, motivo de crispación por no ser políticamente correcto. Nadie sobra y todos somos necesarios en esta tarea. La coherencia entre nuestro discurso y nuestra acción será la que haga que realmente seamos una Iglesia abierta y en salida. Lo contrario nos hará estar cómodos, pero en estos tiempos, la comodidad es sinónimo de estar haciendo mal las cosas.

¡Ánimo con este nuevo curso que comenzamos!

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