Sobre la evaluación final, por José-Román Flecha Andrés en Diario de León (24-11-2018)

Sobre la evaluación final, por José-Román Flecha Andrés en Diario de León (24-11-2018)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Sobre la evaluación final, por José-Román Flecha Andrés en Diario de León (24-11-2018)

El recuerdo de los santos y la meditación sobre la muerte ocupan nuestra atención en este mes de noviembre. Pero el final del año litúrgico y la fiesta de Jesucristo Rey del Universo nos llevan a reflexionar también sobre la retribución que puede corresponder a nuestras obras y a nuestras omisiones.

Que el bien no quede sin recompensa y el mal sin corrección es un imperativo de la justicia, que debe reconocer el trabajo realizado o los servicios prestados. De todas formas, ya de tejas abajo, tanto el premio como la retribución no dejan de ser problemáticos.

La cuestión es todavía más inquietante cuando se observa que los buenos y los inocentes no reciben un adecuado "premio" por su comportamiento. Con frecuencia los malvados prosperan en sus negocios y los honrados padecen una serie de desgracias. Está en juego en esos casos la misma justicia de Dios, como repite el bueno de Job.

En su encíclica Spe salvi, Benedicto XVI nos presentaba la meditación del Juicio Final como una de las escuelas para progresar en la esperanza. No nos extraña el puesto que esa imagen ocupaba en nuestras catedrales.

Y en su exhortación Gaudete et exsultate sobre la llamada a la santidad, el papa Francisco nos exhorta también a leer y meditar los textos evangélicos sobre las bienaventuranzas y sobre el Juicio Final. En ellos está la respuesta a nuestras preguntas sobre el valor de nuestras acciones y sobre el premio que por ellas esperamos alcanzar.

A fin de cuentas, es nuestra atención a los pobres y marginados lo que habrá de constituir el criterio último para la evaluación de nuestra vida. A la tarde seremos examinados sobre el amor.

José-Román Flecha Andrés