La verdad del amor humano, por José-Román Flecha Andrés (Diario de León, 10-11-2012
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Con este mismo título los obispos españoles daban a conocer el día 26 de abril de este año 2012 un documento que contiene unas Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar. Como en tantas otras ocasiones, este documento puede quedar en el olvido si no le prestamos una mínima atención.
En él se subrayan algunos puntos de luz que constituyen verdaderos motivos de esperanza. Se percibe en el ambiente una valoración positiva del bien de la vida y de la familia, así como hermosos testimonios de entrega conyugal. Se aprecia el papel que está jugando la familia en estos tiempos de crisis y se recuerda la importancia de las Jornadas de la Familia y de las manifestaciones populares para reivindicar un mayor apoyo a la misma.
Se valora también la objeción de conciencia de los profesionales de la Medicina ante la progresiva difusión del "derecho" al aborto, el aumento de las redes sociales en defensa de la maternidad, las reacciones de los padres ante la ley sobre "la educación para la ciudadanía" y el aumento de las asociaciones a favor de la vida.
Es cierto que, junto a estos puntos de luz, se perciben en nuestra sociedad algunas zonas de sombra, como las numerosas prácticas abortivas, las rupturas matrimoniales, la explotación de los más débiles, la anticoncepción y las esterilizaciones, las relaciones sexuales prematrimoniales y la degradación de las relaciones interpersonales.
Se descubren en nuestra sociedad fenómenos escandalosos como la prostitución, la violencia en el ámbito doméstico, así como numerosos casos de adicción a la pornografía, a las drogas, al alcohol, al juego y a internet.
Tras estos fenómenos se detectan continuos mensajes ideológicos y propuestas culturales, como las que promueven la llamada "ideología de género" y las recientes leyes que afectan al matrimonio y a la vida naciente. En el fondo se encuentra la postura de una sociedad que supervalora la emotividad y considera el amor como un mero sentimiento que viene y se va. Y también la creencia de que es la libertad personal la que genera los valores éticos.
Los cristianos creen que el valor del matrimonio y de la vida se puede descubrir a la luz de la razón humana. Y que la fe en el Dios creador del hombre a su imagen y semejanza determina el comportamiento humano ante estos valores fundamentales, asumidos y realzados por la redención de Jesucristo.
En consecuencia, este documento de los obispos nos invita a todos a una sincera conversión personal, que nos lleve a atender a la verdad del ser humano y a respetar el valor de la vida, a educar en la responsabilidad a las nuevas generaciones y a promover una preparación al matrimonio que pueda ser articulada como un verdadero catecumenado.
Por otra parte, se nos exhorta a todos a recobrar nuestra responsabilidad ante las leyes que afectan al matrimonio, a la familia y a la vida humana y a promover democráticamente políticas familiares justas y adecuadas.
José-Román Flecha Andrés