Verdadera comida: Marte Robin, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Verdadera comida: Marte Robin, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Alfonso V. Carrascosa

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Verdadera comida: Marte Robin, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Se acerca el Corpus Christi. Ha sido una constante en la historia de la humanidad. Nos va la vida en ello. Lo de comer. Los alimentos.

Sorprende Jesucristo cuando alude al tema. Lo hace desde una perspectiva distinta. "Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados?". Parecen estar excluídos de ser saciados aquellos a los que sólo les gusten las bambas de nata, pero los que compaginen estas aficiones con la conversión, que es precisamente buscar el encuentro con la verdadera justicia, con la misericordia, están dentro de la bienaventuranza, de la felicidad (esperemos). Pero comemos, comemos, y nos morimos. ¿Será que lo que llamamos comida no es el verdadero alimento?

El tema de la comida está presente a lo largo de toda la Historia Sagrada. Ya en el principio comer según qué cosas planteó un problema cuyas consecuencias seguimos pagando hoy. Tras los problemas de Adán, vinieron los de Esaú, claro que el pobre no sabía aquello de que las lentejas ?si quieres las comes, si no las dejas. Más complicado fue lo de Moisés. Los Ferrán Adriá y Arguiñano actuales habrían sucumbido en el desierto, donde hace falta algo más que ser hábil para servir un buen pan o unas codornices simplemente crudas, que de aparejarlas ya se encargarían los propios israelitas. Más adelante les haría comer oro en polvo, eso sí de un becerro: que quieras que no podría haber sido peor?

El asunto queda zanjado por Jesucristo cuando se nos presenta como ?el pan vivo bajado del cielo?el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y Yo le resucitaré el último día?porque mi carne es verdadera comida ?Hay hechos concretos en relación con la Eucaristía que ponen además de manifiesto que la vida eterna empieza ya aquí, y que basta con Jesucristo, que ? sólo Dios basta.

Marte Robin, una joven francesa que vivía con sus padres a principios del siglo XX, se puso enferma de encefalitis a los 26 años, y quedó ciega y sin poder comer (no podía tragar) ni dormir. Afirmando cosas como que ?Cristo es mi alimento sobreabundante?pasó cincuenta años de su vida siendo alimentada exclusivamente con la Sagrada Hostia, una vez por semana, ante la sorpresa de los médicos que la diagnosticaron muerte inminente.

Fundó más de 70 Hogares de Caridad. Sufría tal identificación con la Pasión de Jesucristo que su cuerpo manifestó los estigmas, en manos, piés, costados e incluso cabeza. Jean Guitton, miembro de la Academia de la Lengua francesa escribiría el libro "El retrato de Marte Robin" comentando que ?soy consciente de que esta obra es desconcertante e irritante para muchos que van a dudar de la verdad de lo que cuento.

No obstante, quiero responder a sus objeciones con las pruebas evidentes de la verosimilitud de este relato. Fueron testigos más de diez mil franceses que fueron a visitarla durante todos estos años. En la actualidad está abierta su causa de beatificación, de felicidad, de bienaventuranza eterna. Pero Marte no fue la única.