Vía Crucis, poema de Francisco Vaquerizo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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VIA CRUCIS, poema de Francisco Vaquerizo
Camino de la Cruz,
camino estrecho,
que hemos de andar dejándonos la vida,
como Jesús, que apenas puede sostener ya el peso,
de tan herido y lastimado
como lo han puesto, al pobre, los pecados del mundo.
Ahí va, echadle una mano,
decidle una palabra de consuelo,
brindadle una mirada cariñosa,
dejadle una sonrisa de compasión y lástima.
No le miréis pasar indiferentes,
que, al fin y al cabo, su dolor es nuestro
y el sitio que Él ocupa es porque quiere
que nuestras cruces tengan un sentido,
un valor y una gracia.
Porque quiere que nadie sufra en vano,
porque quiere que no haya cruz
sin que Él esté crucificado en ella.
Camino de la Cruz,
camino estrecho
donde hay que despojarse de lo inútil
– que siempre es casi todo ?
y aun así, donde, quieras o no quieras,
te has de dejar la piel,
gotas de sangre,
gritos y lamentos,
ayes de dolor íntimo.
Como ese Nazareno que pasa ante tu puerta
y te devuelve el gesto de piedad y consuelo;
Él, que apenas si puede ya con su alma
y que ha perdido la noción del mundo
y que, si no fracasa en su propósito
de llegar al Calvario,
es porque el Cirineo le prestará su ayuda
y porque su poder lo puede todo.
Camino de la Cruz vamos nosotros,
los cristianos de siempre,
aprendiendo, por fin, que el sufrimiento,
que sólo el sufrimiento lleva al gozo
y que, para alcanzar el gloria eterna,
todo camino pasa por el Gólgota.
Porque la Cruz es la suprema cátedra
desde la que Jesús da sus lecciones.