Por la calle: Quítale el filtro a tu vida
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que mostramos de nosotros en las redes sociales puede decir mucho de nuestra historia o referir, incluso, todo lo contrario. Pero el cómo lo contamos revela quizá mucho más de lo que somos y de lo que anhelamos. Podríamos aplicar aquí el popular refrán adaptándolo a los nuevos tiempos: Dime lo que publicas, o cómo lo publicas, y te diré quién eres.
Hay quien jamás sube una foto personal, de manera que a veces es ciertamente complicado identificar a la persona que hay detrás de un perfil, mientras otros los llenan de selfies que narran cada segundo de su existencia o parecen llevar consigo un séquito para retratar cada instante del día a día. Fotografías retocadas y mejoradas, con infinitas posibilidades, para mostrar una realidad que luego dista mucho de la original. Y cuando esa realidad se queda opaca a base de meterle filtros, de buscar el mejor ángulo para la foto y de retocar cada imperfección, ¿qué queda de verdad?
Es desdibujar un lienzo que puede que no sea perfecto, pero es real. ¿Todo eso para qué? ¿Para mostrar a alguien que no soy pero que deseo ser? Podría resultar peligroso eso de querer vivir bajo el filtro de la ficción.