Chateando con Dios te explica cómo ser 'la sal de la tierra'
Josetxo Vera comenta el evangelio del domingo en el que Jesús nos pide que seamos la luz del mundo
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"La gente del sur cuando te da un ejemplo, te dura toda la vida. Esto es todo un arte que debe ser estudiado", cuenta Josetxo Vera en 'Chatenado con Dios'. Pero, además de los andaluces, "hay una persona que tiene una capacidad eficaz para poner ejemplos que han durado siglos: es Jesucristo. Cuando Él pone un ejemplo o una comparación, acaba funcionando durante siglos. Y todavía se entiende y se sabe lo que quiere decir".
El evangelio de este domingo 9 de febrero "es un ejemplo claro" de este don de Jesús. Él nos dice "vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo". Dos ejemplos "muy luminosos y clarificadores, pero que en su tiempo todavía tenian más sentido. La sal era la forma de pago, el salario, la sal tenía mucho valor y se algunas cosas se pagaban con ella. Servía para dar sabor, para conservar los alimentos. Ser la sal es un buen ejemplo de lo que tienen que ser los cristianos".
Y también lo es, ser la luz. "Controlar la luz cambió la historia de la humanidad. Cuando el hombre pudo controlar el fuego y hacer que iluminase las casas, el día creció. La noche ya no era el final del día, la luz lo prolonga. Ser la 'sal de la tierra' y la 'luz del mundo' son ejemplos muy afortunados en tiempos de Jesús y lo son también hoy. Un cristiano en la calle o en su trabajo es alguien que da sabor, que no es un soso, que las conversaciones con él hacen crecer e iluminan, sacan adelante sus proyectos y trabajos..."
"Seguro que conoces a gente más sosa y a gente salada, y esa gente salada es la que apetece estar con ellos. El Señor nos pide que seamos sal de la tierra, también porque conservamos las cosas que son valiosas. Lo mismo con ser luz. El Señor es una luz que ilumina las conversaciones pero que no las complica o acalora. El Señor tiene ese papel, pero ahora nos lo manda a nosotros. Tenemos en la tierra la misión de prolongar la vida de Jesús".
La idea del Señor es que "no te pide que seas la sal de tu familia, de tu casa o de tu pueblo; si no de toda la tierra. No es todo los cristianos, si no cada uno de nosotros. Tenemos en la cabeza ejemplos de cristianos que han salado la tierra entera. Los doce apóstoles, san Pablo, san Francisco Javier, el ejemplo de tantos santos que han dado sal a la tierra".