La parábola de los talentos: ¿cuáles son los dones que me ha dado el Señor?

El periodista y sacerdote Josetxo Vera nos da las claves en 'Chateando con Dios' del Evangelio de este domingo, 15 de noviembre

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Josetxo Vera

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Una vez más el Evangelio nos habla a través de una parábola de alguien que ha recibido un talento para ponerlo en marcha y con ese bien se le reclaman luego los beneficios. Es el Señor en el Evangelio que cuenta la parábola de un hombre que salió de viaje y que dejó a sus criados con unos cuantos bienes en su mano.

A un criado le dio 5 talentos de plata, a otro 2 talentos y al último 1 talento. Cada uno gestionó su vida como quería. Hay, al principio de la parábola un dato importante: el Señor repartió sus bienes para que los otros les pusieron en crecimiento y dio cada uno según su capacidad. Esto es claramente lo que nos pasa tantas veces a nosotros. Cada uno hemos recibido unos dones y el Señor nos los ha dado para que los pongamos a producir.

Volvió el hombre del viaje y preguntó a sus criados que habían hecho con sus talentos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Hizo una buena gestión. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Otra buena gestión.

Pero hubo uno que escondió su talento, le dio miedo y lo guardó. "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. Y el Señor con este último criado monta en colera.

La primera enseñanza que nos da esta parábola es que el Señor nos ha dejado aquí en la Tierra para que la hagamos crecer, para que de fruto y para eso nos ha dado talentos. La primera misión que tenemos es descubrir cuáles talentos nos ha dado el Señor, qué dones noto que tengo en mi vida que me facilitan el hacer mejor las cosas.

Algunos tienen el don de la amabilidad, de la simpatía, capacidades tecnológicas o manuales. Algunos tienen talentos para la música, otros para la filosofía. Hoy es un buen día para hacer esta reflexión. ¿A mí, qué talento me ha dado el Señor? Lo que nos enseña la parábola es que nos pedirán cuenta de estos talentos.

La segunda enseñanza es sobre cómo estamos utilizando estos talentos, cómo los he hecho producir. Podemos mirar nuestra historia y ver cómo estamos poniendo en juego nuestros talentos o cómo los estamos ocultando. El Señor premia según lo que ha conseguido, y al único que castiga es al que no ha hecho nada con sus talentos. Es una parábola muy clara. Hay premios y castigos, no todos reciben el mismo abrazo del Señor.

Por tercera semana el premio es el banquete. “Pasa al banquete de tu señor” les dice el Señor a los dos criados que le han sido fieles. El Reino de los Cielos es el premio para aquel que hace dar frutos a sus talentos. En este caso aprendemos también que el Reino de los Cielos no es una obligación o una imposición. Hubo uno que hizo nada y recibió la absoluta negación de Dios. Ojalá que este no sea nuestro caso.