La respuesta de la Virgen al Ángel Gabriel, el objetivo de toda nuestra vida cristiana

El periodista y sacerdote Josetxo Vera, ahonda en 'Chateando con Dios' en el Evangelio de este cuarto domingo de Adviento

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Josetxo Vera

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Es posible que algunos de vosotros sintamos una cierta admiración por Steven Spielberg, director de cine que hace que sus películas, de hace 20 o 30 años, sigan teniendo actualidad.

Una categoría especial de sus películas son las de Indiana Jones. Y te quiero hablar de una de estas películas, Indiana Jones y el Arca Perdida. ¿Cuál es el Arca que está buscando Indiana Jones? Aunque no sale en la película, es el Arca que contiene las tablas de la Ley que Moisés mandó a construir y que fue portada por los judíos hasta llegar a la Tierra Prometida como lugar de la presencia de Dios.

El Arca de la Alianza es el signo de la presencia de Dios y en la Primera Lectura se habla del rey David que decide que, ahora que llevan tiempo en la Tierra Prometida, habría que construir un Templo donde guardar el Arca de la Alianza. Pero a David le dicen: “De ti saldrá una casa, una estirpe real que durará para siempre”. Y es lo que escuchamos en el Evangelio de este domingo, uno de los fragmentos más preciosos que tenemos en la Sagrada Escritura.

Es el comienzo del Evangelio de Lucas y me gustaría destacar tres expresiones. La escena que se narra es el momento en que el Ángel Gabriel se hace presente ante la Virgen María, una mujer desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David. Y de algún modo el Ángel le está preguntando a la Virgen si quiere introducir en la historia la Salvación en la figura de Jesucristo.

Y esta es la escena que escucharemos en el Evangelio de este domingo. La primera expresión con la me quiero quedar es el “Alégrate María”, el saludo del Ángel a la Virgen. Es un imperativo peculiar por qué el Ángel Gabriel se lo explica a María y le da la fuente de la alegría que es la presencia del Señor.

La segunda expresión es “no temas”. Esta expresión es también valida para nosotros hoy, lo que proponga el Señor será para bien, "no tengas miedo". Por tanto, la presencia de Cristo es fuente de alegría y ausencia del temor.

La tercera expresión, que es para nosotros un objetivo de toda nuestra vida, es la respuesta de María al Ángel: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Esa palabra abre la puerta de la Salvación. Para nosotros la palabra de la Virgen tendría que ser nuestra propria palabra. Así viviremos alegres y alejados del temor.