Jesús Miguel Zamora: "Es momento de escuchar la soledad sonora de los enfermos"

El secretario general de la CONFER ha dirigido un mensaje a los oyentes y espectadores del Grupo COPE en este Jueves Santo

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Redacción Religión

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Jesús Miguel Zamora, hermano de La Salle y secretario general de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), ha sido uno de los participantes en la iniciativa 'Unidos en COPE', promovida por esta casa para ayudarte a vivir este Jueves Santo.

Zamora ha querido dirigir a todos los oyentes y espectadores del Grupo COPE una reflexión para invitar a la oración en este primer día del Triduo Pascual.

Normalmente, los hermanos de Lasalle pasamos estos días de ejercicios, trayendo todo el ambiente de fuera hacia adentro en un ejercicio de confrontación personal. Esta vez, en estas circunstancias, es todo lo contrario: desde dentro sales hacia afuera. Todo nos invita no tanto a meternos dentro de cada uno, sino a escuchar esa soledad sonora de lo que ocurre fuera.

Debemos escuchar esa soledad sonora de la que nos habla el poeta, esa soledad que grita en las casas, en los hospitales y en los lugares donde reina hoy la dificultad. Escuchar, salir de dentro para no apagar el ruido de fuera. Ese es el cambio de perspectiva. Veo a un Jesús arrodillado, lavando los pies de los suyos, dejando el manto y cogiendo la toalla. Inclinándose hacia los suyos porque es la hora del servicio. Y le veo inclinado también sobre la cama del hospital, acariciando, dando ánimos, hablando al corazón. Porque también allí se hace presente lo que dice Juan: "Que habiendo amado a los suyos, los amó hasta la extenuación".

Pasar una y otra vez poniendo tubos, dándose ánimos unos a otros, alentando a los enfermos hasta no poder más. Por eso le dice Pedro: "Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza". Así una y otra vez: lavando, poniéndose las mascarillas y los guantes, amando y dejándose hacer por los enfermos.

Pero no hay duda de que hay momentos de soledad. "Padre", dice Jesús, "que pase de mí este cáliz". Es el enfermo solo, sin palabra, sin voz, con la salud muy quebrada y que acaso se pregunta: ¿por qué a mí? Y parece que Dios calla, como en el huerto con Jesús. Jesús prosigue: "Pero no se haga lo que quiero, sino lo que quieres Tú".

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