EVANGELIO DEL DÍA

Evangelio 10 marzo: "Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto"

San Lucas 4, 1-13

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

3 min lectura

El Evangelio del día 10 de marzo de 2019 con las lecturas de hoy:

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y durante cuarenta díasel Espíritu lo fue llevando por el desiertomientras era tentado por el diablo.

Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.

Entonces el diablo le dijo:

Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.

Jesús le contestó:

–Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo:

Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.

Jesús le contestó:

–Está escrito: "Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto".

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:

Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras".

Jesús le contestó:

–Está mandado: "No tentarás al Señor tu Dios".

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 26, 4–10

Dijo Moisés al pueblo:

–El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. 

Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:

"Mi padre fue un arameo errante,

que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.

Pero luego creció, hasta convertirse 

en una raza grande, potente y numerosa.

Los Egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, 

y nos impusieron una dura esclavitud.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres; 

y el Señor escuchó nuestra voz, 

miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.

El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, 

en medio de gran terror, con signos y portentos.

Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, 

una tierra que mana leche y miel.

Por eso ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo,

que tú, Señor, me has dado".

Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.

Salmo 90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15

R. Acompáñame, Señor, en la tribulación.

Tú que habitas al amparo del Altísimo, 

que vives a la sombra del Omnipotente, 

di al Señor: "Refugio mío, alcázar mío, 

Dios mío, confío en ti". R.

No se te acercará la desgracia, 

ni la plaga llegará hasta tu tienda, 

porque a sus ángeles ha dado órdenes 

para que te guarden en tus caminos. R.

Te llevarán en sus palmas, 

para que tu pie no tropiece en la piedra; 

caminarás sobre áspides y víboras, 

pisotearás leones y dragones. R.

Se puso junto a mí: lo libraré; 

lo protegeré porque conoce mi nombre, 

me invocará y lo escucharé. 

Con él estaré en la tribulación, 

lo defenderé, lo glorificaré. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 10, 8-13

Hermanos:

La Escritura dice:

"La palabra está cerca de ti: 

la tienes en los labios y en el corazón".

Se refiere al mensaje de la fe que os anunciamos.

Porque si tus labios profesan que Jesús es el Señor 

y tu corazón cree que Dios lo resucitó, 

te salvarás.

Por la fe del corazón llegamos a la justicia, 

y por la profesión de los labios, a la salvación.

Dice la Escritura:

"Nadie que cree en él quedará defraudado".

Porque no hay distinción entre Judío y Griego; 

ya que uno mismo es el Señor de todos, 

generoso con todos los que lo invocan.

Pues "todo el que invoca el nombre del Señor se salvará".

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