"¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?"

Evangelio según san Lucas (9, 7-9) y comentario de José María Calderón, director nacional de OMP

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Escucha el Evangelio de este jueves, 28 de septiembre

Redacción Religión

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?». Y tenía ganas de verlo.

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel 7,9-10.13-14

El año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo: «Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo: "No es momento de ponerse a construir la casa del Señor"». La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras el templo es una ruina? Ahora pues, esto dice el Señor del universo: Pensad bien en vuestra situación. Sembrasteis mucho, y recogisteis poco, coméis y no os llenáis; bebéis y seguís con sed; os vestís y no entráis en calor; el trabajador guarda su salario en saco roto. Esto dice el Señor del universo: Pensad bien en vuestra situación. Subid al monte, traed madera, construid el templo. Me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor».

Salmo de hoy

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b R/. El Señor ama a su pueblo

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey. R.

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes. R.

Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca.

Es un honor para todos sus fieles. R.

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