"Nadie os quitará vuestra alegría"

Evangelio según san Juan (16,20-23a) y comentario de José María Calderón, director nacional de OMP

Redacción Religión

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Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,9-18)

CUANDO estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión:

«No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo, y nadie te pondrá la mano encima para hacerte daño, porque tengo un pueblo numeroso en esta ciudad».

Se quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la palabra de Dios.

Pero, siendo Gallón procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron de común acuerdo contra Pablo y lo condujeron al tribunal diciendo:

«Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley».

Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Gallón dijo a los judíos:

«Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros. Yo no quiero ser juez de esos asuntos».

Y les ordenó despejar el tribunal.

Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello.

Pablo se quedó allí todavía bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarco para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se había hecho rapar la cabeza, porque había hecho un voto.

Salmo

Sal 46,2-3,4-5.6-7

R/. Dios es el rey del mundo

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor altísimo es terrible,

emperador de toda la tierra. R/.

Él nos somete los pueblos

y nos sojuzga las naciones;

él nos escogió por heredad suya:

gloria de Jacob, su amado. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;

el Señor, al son de trompetas:

tocad para Dios, tocad;

tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,20-23a)

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.

También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

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