“Veréis el cielo abierto”

Evangelio según san Juan (1,47-51) y comentario de José María Calderón, director de OMP España

00:00

Meditación Calderón 29 sept

Redacción Religión

Publicado el

2 min lectura

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 1,47-51

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».

Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?».

Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».

Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».

Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».

Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

José María Calderón, director de OMP España, comenta el Evangelio


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel 7,9-10.13-14

Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó.

Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él. Miles y miles lo servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.

Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.

Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.

A él se le dio poder, honor y reino.

Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.

Su poder es un poder eterno, no cesará.

Su reino no acabará.

Salmo de hoy

Sal 137,1-2a.2b-3.4-5.7c-8 R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,

porque escuchaste las palabras de mi boca;

delante de los ángeles tañeré para ti;

me postraré hacia tu santuario. R.

Daré gracias a tu nombre:

por tu misericordia y tu lealtad,

porque tu promesa supera a tu fama.

Cuando te invoqué, me escuchaste,

acreciste el valor en mi alma. R.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,

al escuchar el oráculo de tu boca;

canten los caminos del Señor,

porque la gloria del Señor es grande. R.

Temas relacionados