El sordomudo

El sordomudo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará". En el libro de Isaías se encuentran esas promesas que resumen las capacidades de cuatro de los sentidos humanos (Is 35, 4-7).

Con estas palabras el profeta Isaías anunciaba el final de la esclavitud de los hebreos en Babilonia. La liberación social y política que todos deseaban se manifestaba con imágenes muy sugerentes. Con ellas se prometía la superación de la servidumbre que supone la incomunicación entre las personas.

Con el salmo responsorial proclamamos que "el Señor liberta a los cautivos, abre los ojos al ciego y endereza a los que ya se doblan" (Sal 145).

Según el texto de la carta de Santiago, todos nosotros podemos y debemos colaborar en ese proceso de liberación, prestando atención a los pobres y superando toda forma de discriminación social (Sant 2,1-5).

EL ENCUENTRO

El evangelio de este domingo nos presenta a un hombre afectado por sordera, que solo logra expresarse con dificultad (Mc 7, 31-37). En el texto se subrayan algunos detalles que resultan interesantes para nuestra vida cristiana.

EL OÍDO Y LOS LABIOS

El texto evangélico evoca un encuentro entre la Palabra y la sordera. Un encuentro que nos interpela a todos. Nos dice que la fe no se apoya en argumentos y en razones, sino en el encuentro vivo con Jesucristo. El que es la Palabra puede devolver la capacidad de oírla y dar testimonio de ella como hicieron los que presenciaron el gesto de Jesús:

Señor Jesús, todos presumimos de nuestra libertad, pero padecemos una dramática esclavitud. Nos negamos a escuchar esa palabra tuya que nos libera. Y tenemos miedo a liberar a los que padecen de una esclavitud semejante. Te rogamos que pongas en nuestros labios la belleza de la Buena Noticia que has traído al mundo. Amén.

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