La oración del día: Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo
Durante este día recordamos los dos históricos templos ubicados en la ciudad de Roma, en los que reposan los restos de estos dos apóstoles, símbolos de la unidad de la Iglesia
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En esta jornada recordamos la Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo. El Pastor debe dar la vida por las ovejas, dice Cristo en el Evangelio. Y como el discípulo no puede ser menos que el Maestro, Pedro y Pablo consumaron su vida en Roma. Precisamente en la via ostiense donde están los sepulcros de ambos se edificaron las dos Basílicas, que son los templos más importantes de toda la cristiandad.
Yo daré mi vida por Ti señalaría Pedro al Señor en el Cenáculo poco antes de negarle en la Pasión. Sin embargo, la Providencia tenía marcado a Simón el camino del martirio como la manera de dar gloria a Dios. Por su parte, Pablo indica a sus comunidades cómo está a punto de ser sacrificado por el Señor Jesús, cuando está a punto de ser decapitado. Así se recuerda que la Fe cristiana se fundamenta en la predicación de la Buena Nueva, que llevaron a cabo los discípulos hasta llegar a dar la vida.
La Basílica de San Pedro alberga en su interior una capacidad mayor que cualquier templo del mundo, siendo restaurada tras sufrir deterioros. Tal como la conocemos hoy comenzó a edificarse en la Baja Edad Media con el auspicio del Papa Nicolás V. Ha contado con artistas como Miguel Ángel, Rafael o Bernini. Fue consagrada en 1626.
En el caso de la otra Basílica, San Pablo Extramuros, fue edificada con 24 columnas de mármol. En el Medievo era el templo más valorado. Tras diversas remodelaciones fue consagrada por el Papa Pío IX en 1854. Litúrgicamente, igual que se ha incluido el 29 de junio la Solemnidad de ambos apóstoles, Columnas de la Iglesia, también se les ha unido en la Dedicación de los templos en su honor.
Oración
Defiende a tu Iglesia, Señor, con la protección de los apóstoles y,
pues ha recibido por ellos el primer anuncio del Evangelio,
reciba también, por su intercesión,
aumento de gracia hasta el fin de los tiempos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén