La oración del día: San Clemente Romano
Su cuerpo es arrojado al mar, pero una ola le devuelve a la orilla y los Santos Cirilo y Metrodio le llevan a Roma donde reposan sus reliquias
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Hoy nos vamos a los primitivos tiempos de la Iglesia con el Papa San Clemente I. La Comunidad de Corinto había dado grandes motivos de alegría por su florecimiento, fruto de la predicación del Apóstol San Pablo. Pero de la misma forma tuvo sus sombras contra las que el propio Saulo tuvo que reaccionar.
Posteriormente habría más dificultades a las que hubo de enfrentarse Clemente I. El Pontífice envío una carta excelente por mediación de Claudio Efebo, Valerio y Fortunato. En ella propone, la caridad fraterna como el único remedio para salvar las divisiones y poder alcanzar la unidad entre todos. Su Papado al frente de la Iglesia duró diez años y es el tercer sucesor de Pedro después de Lino y Cleto. Su nombre también se halla incluido en el Canon Romano y aparece en algunos calendarios.
Emparentado según las actas con los nobles del Imperio, no faltan aquellos que aseguran que procede de familia pagana convertida al cristianismo. Lo cierto es que conoce perfectamente las Sagradas Escrituras y que posee un gran espíritu de oración. Descubierto por el Emperador es deportado a la zona de Crimea (actual Europa del este) donde trabajará condenado como un esclavo en las minas.
Durante ese tiempo hace una gran labor de apostolado convirtiendo a muchos. Llega el momento de la prueba cuando al reconocerle como un apóstata de los dioses romanos por no querer sacrificarles es condenado a morir. Su cuerpo es arrojado al mar, pero una ola le devuelve a la orilla y los Santos Cirilo y Metrodio le llevan a Roma donde reposan sus reliquias. San Clemente de Roma muere mártir el siglo I.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, que te muestras admirable en la gloria de tus santos,
concédenos celebrar con alegría la fiesta de san Clemente, sacerdote y mártir de tu Hijo,
que dio testimonio con su muerte de los misterios que celebraba y confirmó con el ejemplo lo que predicó con su palabra.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén