La oración del día: San Juan Eudes

En 1909, san Pío X lo llamó "padre, doctor y apóstol de los cultos litúrgicos a los Sagrados Corazones de Jesús y María"

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Redacción Religión

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Hoy celebramos a San Juan Eudes. Vinculado en la protección contra las epidemias. Nacido en la segunda mitad del siglo XVI, ingresa a los catorce años en el Colegio de los Jesuitas de Jaén donde estudiará Teología.

Posteriormente se une a la Congregación del Oratorio, fundada por el futuro Cardenal Pedro de Berullé. Ordenado sacerdote, pronto acecharía la peste en aquellas tierras, por lo que Juan se dedica a asistir a los enfermos, encargándose también de predicar las misiones, sumando ciento diez las que llevará a cabo. Los frutos espirituales son notables.

Poco después funda una casa que acoja a las mujeres de mala vida que se convierten, proyecto que encomendará a las religiosas para él consagrarse a los sacerdotes a quienes veía con muchas precariedades y deformaciones tanto en el plano espiritual como humano, situación a la que debía poner remedio con una preocupación especial por todos ellos.

Así se ofrecen a la Santísima Trinidad como guía de la iniciativa que encontrará no pocas dificultades, hasta su definitiva aprobación, como sucederá con las fundaciones anteriores, que también, por último obtendrán la debida licencia. Los últimos tiempos de su vida los dedicará a poner por escrito sobre la Virgen María y el Misterio de la Maternidad Divina, reflexionando sobre todo lo que ya había dicho el Magisterio de la Iglesia. Aún la Providencia le permitió predicar la última misión poniendo todo su empeño en tocar el corazón de los hombres para la conversión, hasta su muerte ocurrida en el año 1680.

Oración

Tú que eres mi divino sol, ilumina las tinieblas de mi espíritu, incendia mi helado corazón.

Tú que eres la luz de mis ojos, haz que te conozca y que me conozca, para que a ti te ame y a mí me odie.

Tú eres mi suave luz: hazme descubrir que todo cuanto hay fuera de ti sólo es humo, engaño y vanidad.

Mi Dios y mi todo: apártame de lo que no eres tú, para unirme enteramente a ti.

Mi amado todo: sé tú mi todo y que lo demás nada signifique para mí. Oh mi Jesús, que seas Jesús para mí.

Tú, vida de mi alma, Rey de mis amores, vive y reina en mí perfectamente.

Viva Jesús, Viva el Rey de mi corazón, viva la vida de mi vida.

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