La oración del día: San Pedro Crisólogo
La gente se admiraba de que en predicaciones bastante breves, era capaz de resumir las verdades más importantes de la fe
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Hoy celebramos a San Pedro Crisólogo, quien acuñando la Palabra de Dios hizo frente a las diversas desviaciones que surgían poniendo. Nacido en Imola, estudió las ciencias sagradas, siendo ordenado diácono por el Obispo Cornelio.
De él aprendería el dominio de sí mismo ante las dificultades que se presentan y que pueden llevar a la desesperación si no se sobrenaturalizan los acontecimientos. A la muerte del Obispo de Rávena, él es consagrado Prelado de esa Diócesis, teniendo un recibimiento muy frío al principio. El paganismo y la relajación de la gente fueron los continuos problemas contra los que tuvo que luchar, consiguiendo notables frutos desde su celo pastoral que se traducía en la oración por las almas.
A ello se unía la capacidad de escuchar y acoger a todos los hombres de todos los estamentos con extrema caridad y dulzura, exponiendo con total claridad la Doctrina de la Fe. Pronto levantaría en el Puerto de Rávena una Iglesia dedicada a San Andrés. Son 176 las homilías que se conservan de él, todas ellas muy breves porque quería ser siempre conciso explicando las cosas de forma directa y sin muchos rodeos.
“Lo bueno si breve dos veces bueno” dice el refrán y así lo aplica él. Entre sus predicaciones se encuentra la exhortación a la Adoración del Santísimo Sacramento y la Comunión frecuente. Pronto tiene que hacer frente al monofisismo que admitía una única naturaleza en Cristo. En los últimos tiempos de su vida regresa a Imola donde morirá santamente el año 451. Las reliquias de San Pedro Crisólogo son llevadas a la Iglesia de San Casiano donde reposan en la actualidad.
Oración
Señor Dios, que hiciste de tu obispo san Pedro Crisólogo un insigne predicador de la Palabra encarnada, concédenos, por su intercesión, guardar y meditar en nuestros corazones
los misterios de la salvación y vivirlos en la práctica con fidelidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén